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lunes, 19 de agosto de 2013

¡Olvídate de mí!

 photo OIR_resizeraspx2_zps83d6e379.jpg <<¿Cuán feliz es la suerte de la inocente vestal? Al mundo olvida y por el mundo es olvidada. El eterno resplandor de la mente inmaculada acepta todas las plegarias y renuncia a todos los deseos>> son los versos de Eloisa a Abelardo, de Alexander Pope, que recita Mary Svevo (Kirsten Dunst) al doctor Mierzwiak (Tom Wilkinson), sin saber que ella ha olvidado que le amó tiempo atrás. De hecho, le pidió que aplicará en ella 'el eterno resplandor de la mente inmaculada', que borrara de su mente todos los recuerdos relacionados con lo que sentía por él. Renunció al deseo que sintió por él, se desprendió de toda expectativa, de toda plegaria, de todo sueño o anhelo de que su amor se realizara. Se sumió en el plácido olvido. Las emociones se difuminan en la blanca pantalla de los silencios ya deshabitados. Pero ¿aquello que se sintió no puede resurgir de nuevo? ¿Cuando borras de tu mente una decepción amorosa, frustrada porque el hombre que amas no será capaz de abandonar a su su esposa e hijos,o simplemente porque la relación se deterioró, y él te aburre, y a ella la descubres como una extraña que pensaste que era como un meteorito que te dotaba de vida y no era sino alguien meramente con pelo de colores que te anulaba y extraía tu energía, como les ocurre a Joel (Jim Carrey) y Clementine (Kate Winslet), quienes, primero ella, y después él al saber que ella lo ha hecho, han requerido los servicios de la empresa Lacuna, que dirige Mierzwiak, para realizar,ese borrado de recuerdos del ascenso y caída de su historia de amor, cuando todo eso lo borras, no borras también lo que deterioró la relación, por lo que puede gestarse la atracción de nuevo, y reiniciarse la relación?. ¿Y será lo mismo, y te entrampas en un bucle, o habrá alguna modificación en el proceso?  photo OIR_resizeraspx4_zps88cb8407.jpg  photo OIR_resizeraspx9_zps1555ba55.jpg ¡Olvidate de mí! (Eternal sunshine of a spotless mind, 2004), de Michel Gondry, con guión de Charles Kaufman, nos sumerge en esas interrogantes, en esos conflictos y forcejeos. La agitación de ecos en la mente se convierte en pantalla en blanco, pero ¿quieres desprenderte también de los momentos refulgentes, cuando desfilaban los elefantes de un circo por las calles de los hábitos, los rituales y las rutinas? Porque los recuerdos pueden atraparse como unos cadáveres en el hielo que aún te recuerdan lo que fuisteis cuando aún fluiais con el agua, y el pasado convertirse en refugio de la intemperie del presente. Pero si sientes ese pasado compartido más bien como un incendio, y deseas extirparlo ¿No se puede convertir esa pantalla blanca en un nuevo escenario, quizá la repetición de los mismos pasos de baile de una relación? El amor puede sostenerse sobre una quebradiza capa de hielo mientras se contemplan las constelaciones en el firmamento. Se sueña con las alturas, pero los cimientos quizá no se mantengan firmes mucho tiempo. Quizá. Una quebradiza o firme capa de hielo, una pantalla en blanco.  photo OIR_resizeraspx14_zps1d689637.jpg Dos actores, el escenario de una trama que ambos forjan. ¿Quién es aquel o aquella que te cautiva, que sobresale entre el resto de pasajeros y pasajeras de la vida? ¿En qué medida fue un espejismo, o una ofuscación de tu percepción? ¿Por qué se produjo el deterioro? ¿Qué no se advirtió en los primeros tanteos? Joel decide no ir al trabajo, y toma otra dirección, coge el tren en el otro andén. Un día rompes la inercia, y un giro sorprendente se da en tu vida, una revelación, En el caso de Joel es encontrarse con su pasado, aunque no lo sepa. No por ello deja de ser un posible futuro, aunque todo depende de cómo afronten las ruinas de un pasado compartido, y prueben de nuevo, como si las relaciones pudieran ser la sucesión de unos ensayos, de las tomas de un plano hasta darlo por bueno. Ambos no saben que se borraron, las lágrimas dolían demasiado, y antes que abrasarse con recuerdos que eran como un tizón ardiendo optaron por borrar de su mente todo lo concerniente a los momentos que compartieron.  photo OIR_resizeraspx_zpsd1ff6ca3.jpg Pero hay ascuas que aún vibran como esa plegaria que sigue siendo lumbre de un anhelo no escombrado, quizá porque él no tomó la decisión de romper. Quizá, como reconoce, en ese inicial viaje en tren, porque no deja de enamorarse de la primera chica que ve y que le presta mínima atención. ¿Se anhela el amor o se anhela a alguien con quien se realiza una conexión excepcional? ¿Será por lo primero por lo que se producen los deterioros en las relaciones, porque el otro es <>, una representación, como señala Clementine: «Muchos hombres creen que soy un concepto, o que quizás les complemento, o que voy a darles vida. Solo soy una mujer jodida que busca su propia paz de espíritu, no me asignes la tuya>> Quizá no sientes que habitas la vida, sientes una falta en tu inercia diaria, en el hábito de realizar los mismos rituales, las mismas rutinas, coger los mismos trenes a las mismas horas, y deseas ese amor que no es sino como si rompieras la rutina y cogieras un tren en otra dirección que no te lleva al horario de siempre, a tu trabajo, sino en una dirección incierto que puede llevarte a lo inconcebible, a lo sorprendente. Quizás caminas por la orilla de la vida, y esperas que aparezca alguien en el horizonte y que fluyáis en el agua, y que no haya hielo que se rompa bajo vuestros miedos, inseguridades y torpezas.  photo OIR_resizeraspx5_zps38a37633.jpg  photo OIR_resizeraspx6_zpsf3655fb4.jpg Quizá por eso, en su mente, Joel huye del borrado, lucha porque no sea realizado y completado porque implica desprenderse de una quemadura que da lumbre, los momentos de ascensión de aquel amor, cuando se rozó el cielo con las yemas de las entrañas, y si los extirpa quedaría vacío tanto en su presente como en su pasado. De nuevo, enfrentado a un presente suspendido. En su mente, se produce una rebelión, quiere que los elefantes sigan desfilando aunque sea en su memoria: Los espacios se borran, como los rasgos, como las figuras, y ambos, Joel y Clementine (o su representación armoniosa en su mente) huyen como si les persiguieran una voraz noche canibal que todo lo convierte en oscuridad para que reine la pantalla en blanco. También hay quien, como Patrick (Elijah Wood), se convierte en actor, en réplica, y seduce a la mujer que le atrae, Clementine, utilizando todos los recursos que sabe consiguieron que se sintiera atraída por Joel.  photo OIR_resizeraspx7_zps84928fb2.jpg  photo OIR_resizeraspx8_zps33406163.jpg Patrick se convierte en el emulo de Joel, en su doble. Como si todo fuera un guión que aplicamos como moldeables actores realizando la adecuada réplica para conseguir lo que anhelamos, para seducir al concepto, aquel o aquella que representa lo excepcional o lo sublime. Las relaciones se convierten en guiones, proyecciones, escenificaciones, representaciones (conscientes e inconscientes). Una pregunta queda suspendida en la conclusión, como una fisura en el hielo ¿si ya sabes lo que decepcionó a quien amabas, hay una posibilidad de que esa relación pueda desarrollarse en un escenario más armonioso, cómplice, conciliado y duradero sin que te conviertas en un actor que busca las acciones y palabras que puedan ser las más complacientes para evitar las fricciones y conflictos? En el eterno resplandor de la mente inmaculada no crecen las interrogantes. Cuando entran en juego los deseos, la pantalla de la vida se anima, y se convierte en una espesura incierta.  photo OIR_resizeraspx10_zps995767c3.jpg  photo OIR_resizeraspx3_zps8999b1a6.jpg

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