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miércoles, 28 de agosto de 2013
Vive l'amour
Habitaciones vacías, pisos en alquiler. Emociones vacías, cuerpos que buscan. Un hombre y una mujer se cruzan en la multitud. No cruzan palabras. Sus cuerpos sí conversan, se palpan, se besan, en uno de los pisos vacíos que ella, May Lin (Yang Kuei-Mei), agente inmobiliaria intenta vender. Ella lame el pecho de Ah-jung (Chen Chao Jung), como si fuera a encontrar su propio corazón. Ah-Jung también vende, aunque al descubierto, en un puesto callejero que tiene que retirar si se acerca la policía. También es vendedor, aunque a domicilio, Hsiao-kang (Lee Kang Sheng). El les escucha desde otra habitación, mientras se abre las venas. Hsiao Kang había visto las llaves del piso en la puerta, y decidió encontrar una ilusión de refugio en un piso deshabitado, sin mobiliario, un hogar aun no formado, quizá como su interior, como él se siente, en la intemperie de sus emociones. También decide Ah Jung coger las llaves del piso, y encontrar refugio en el piso. Ambos se encuentran una noche, figuras furtivas en sus sueños clandestinos; en principio las palabras son interrogantes, pero las respuestas son elusivas, puertas cerradas, gestos que se escurren en la oscuridad. Aunque la amistad se forja entre ambos, entre sus silencios, cómplices en su errancia, figuras que buscan dotarse de presencia en unos espacios que son intemperie.
May Lin roza el colchón donde hizo el amor con Ah Jung, como si más que un recuerdo rozara una ilusión. De debajo de la cama sale el cuerpo con el que intentó recuperar la noción de presencia, otro sueño convertido en temblor fugitivo. El cuerpo de May Lin se postra, como un traje tirado sobre la cama, abandonada a su cansancio, a sus anhelos entumecidos, doloridos. Hsiao Kang se prueba sus ropas un vestido, sus zapatos, como si se alzara en su mirada arrumbada, juegos que son cicatriz.En 'Vive l'amour' (1994), Tsai Ming Liang dota de pregnante, y a la vez escurridiza, corporalidad a una narración de espectros que buscan dotarse de cuerpo, de heridas que intentan encontrar el aliento que las reanime. Sus emociones parecen cautivas de una mudez que les hubiera atrapado como un ámbar. La narración asemeja al vaho de una respiración, la huella de una ausencia. May lin es una agente, una figura intermediaria, entre espacios que no son suyos, que no habita. Ellos carecen de su lugar, y se mecen en un espejismo, el de que habitan otro lugar.
Hsiao Kang viste otras ropas, como si fuera otro, como si así se evadiera de sí mismo. Se tumba junto a Ah Jung. Su mirada crepita como unas llamas que más bien abrasan su interior. Su cuerpo vacila, intenta aproximarse, como su mirada que parece querer sentirse parte de aquel cuerpo. Besa sus labios dormidos, sin respuesta. Su mirada grita desesperación, venas abiertas. May Lin anda como si corriera, tras otra noche en la que su cuerpo se ha encontrado con el de Ah Jung. De nuevo, no se cruzaron las palabras. Gemidos, los de ambos, sobre la cama. Gemidos, los de Hsiao Kang, bajo, la cama, masturbándose. Soledades, colisiones fugaces. May Lin anda como si corriera. Como si quisiera apagar unas llamas de las que huye. Y sus lágrimas corren en su rostro, incontenibles, como un lamento que brotara de las simas de su intemperie. Y el tiempo corre, mientras los rostros lloran, u observan como una llama desesperada el rostro dormido de su deseo sin respuesta.
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