Travis, la herida silenciosa que surge del desierto, de una condena por el dolor infligido. La recuperación de la voz no es la recuperación de quien fue, son nuevos pasos, cicatrización que es restitución. Harry Dean Stanton coincidió con Sam Shepard en 1983, en el festival de Santa Fé. Compartió su cansancio con los papeles que le tocaba interpretar. Tenía hambre de personajes con una particular hondura. No imaginaba que Shepard le llamaría poco después para ofrecer el memorable protagonista de París, Texas (1984), de Wim Wenders. Stanton, o su rostro, fue la culminación de otro viaje, de la cicatrización de otra herida, en la memorable secuencia final de la prodigiosa Una historia verdadera (1999), de David Lynch, con quien ha reincidido en varias ocasiones desde Corazón salvaje (1990) a Inland empire (2006), pasando por Twin Peaks: fuego camina conmigo (1992) o uno de los episodios de Hotel room (1992). Amigo íntimo de Francis Coppola ha trabajado con él en El padrino II (1974) y Corazonada (1982). Dios sus primeros pasos actorales, no acreditado, en Falso culpable (1956), de Alfred Hitchcock, y después de pequeños papeles en producciones televisivas, o cinematográficas, como en el último segmento de La conquista del oeste (1962), de Henry Hathaway, en el que interpretaba a uno de los secuaces del bandido que encarnaba Elli Wallach, consiguió su primer papel de cierta resonancia con Monte Hellman en A través del huracán (1966), quien le propulsaría a cierta notoriedad con su personaje en Carretera asfaltada en dos direcciones (1971), y colaborando de nuevo en Cockfight (1974). En los 60 participó en La leyenda del indomable (1966), de Stuart Rosenberg o En el calor de la noche (1967), de Norman Jewison. En los 70 conseguiría personajes de más entidad, en Dillinger (1973), de John Millius, Pat Garret y Billy el niño (1973), de Sam Peckinpah, Adiós muñeca (1975), de Dirk Richards, y aún más en Libertad provisional (1978), de Ulu Grosbard, Sangre sabia (1979), de John Huston, Alien (1979), de Ridley Scott, y en los inicios de los 80, en La muerte en directo (1980), de Bertrand Tavernier o 1997: Escape de Los Ángeles (1981), de John Carpenter. En este década también conseguiría resonancia con su personaje en Repo man (1984), de Alex Cox e interpretaría a San Pablo en La última tentación de Cristo (1988), de Martin Scorsese. En las siguientes, este excelente actor, que ya cuenta con 87 años, ha trabajado también en Atrapada entre dos hombres (1997), de Nick Cassavettes, La milla verde (1999), de Frank Darabont, El juramento (2001), de Sean Penn, Un lugar donde quedarse (2011), de Paolo Sorrentino o Siete psicópatas (2012), de Martin McDonagh. Además, es guitarrista y cantante. Tiene una banda, The Harry Dean Stanton band, que combina jazz, pop y tech-mex.
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