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lunes, 12 de septiembre de 2011

Centauros del desierto. El gesto que da cuerpo a la pérdida

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Tantos son los momentos excepcionales de esta suprema obra maestra, 'Centauros del desierto' (The searchers, 1956), de John Ford, desde esas secuencias de apertura y cierre, de apariciones, reapariciones y desapariciones, redenciones, conciliaciones y sacrificios, que señalizan una construcción narrativa circular (como el recorrido de la tribu india que han perseguido), hasta ese sobrecogedor instante, pura rasgante electricidad, en el que Ethan coge en alto a una ya adolescente Debbie (Natalie Wood), tras años de búsqueda, creándose una fugaz suspensión ante la incógnita de cómo reaccionará Ethan ante el hecho de que lo que más ama (la hija de la mujer que amó) ahora 'sea' (represente) lo que más odia, una india, y al fin la abraza con intensidad, en un gesto de una hondura conmovedora incomparable. Su condición de momento excepcional, sublime, proviene en buena medida de que es un gesto 'pendiente,en suspenso, durante toda la narración. Es además la corporeización de una ausencia, la cicatriz (como también se llama el jefe indio al que persigue) de un dolor extendido en el tiempo, la pérdida de la mujer que amó. Hecho que sucede en fuera de campo, la muerte de la familia, tras ese soberano instante en que la pequeña Debbie. que ha salido fuera de la casa, se encuentra primero con la sombra y después con la imponente presencia, el cuerpo del indio Scar o Cicatriz (Henry Brandon). Esa sombra que perseguirá Ethan cada vez más, con el tiempo, convertido él en sombra, espectro, ese cuerpo que busca para encontrar el perdido. Por ello,tantos momentos serán resueltos en fuera de campo: los disparos de Ethan a los ojos del indio que desentierran porque sabe qué de ese modo no alcanzará su paraiso (y el detalle que sea los ojos, porque la persecución, la búsqueda, se funda en hacer visible lo ausente,lo sustraído o raptado); la muerte del novio de la hija mayor, Harry Carey.jr, que se abalanza sobre los indios, mientras la cámara se mantiene sobre Ethan y Martin (Jeffrey Hunter), impotentes para impedir esa carga desesperada y suicida; los disparos de Ethan sobre los bisontes, de mera rabia y frustración impotente, por no haber aún encontrado a la tribu, y porque la llegada de las nieves dificultan la búsqueda que, por ello, deberá ser aplazada. El plano se sostiene sobre su furibundo gesto, por no haber logrado aún realizar ese otro 'gesto', el que realizará cuando al fin encuentre a Debbie y la abrace, y devuelva al hogar. Pero que también reconcilia con un amor vivido en fuera de campo, en silencios, y expresado en uno de los momentos más soberanos que ha dado el cine, en la secuencias iniciales, cuando la madre de Debbie, la mujer que ama, le da con sumo mimo el capote, ante la presencia del Capitán Clayton 8Ward Bond), que mira hacia la distancia con el gesto de quien sabe qué significa ese intercambio de gestos entre ambos. Ese amor que superará a su odio (a los indios) cuando haga cuerpo del abrazo, del gesto,tan largamente anhelado y demorado.

En varios momentos del rodaje de 'Centauros del desierto', John Ford, John Wayne, Vera Miles, Jeffrey Hunter ( al que Ford muestra como besar a Miles), Ward Bond, Dolores del Río (de visita) y Jack Pennick, el actor que más veces trabajó con Ford, desde 1926 a 1962, en casi todas sus obras(quitando obras de periodo, realizadas en lugares exótico o en Irlanda o Inglaterra). Sirvió bajo las ordenes de Ford durante la II guerra mundial en la Unidad fotográfica de campo. Y en algunas películas como asesor ténico militar, como también en 'El alamo' (1960), de John Wayne.Fue también asistente en la dirección de Ford, en 'Qué verde era mi valle' (1941) o 'Fort Apache' (1948).

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