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sábado, 4 de febrero de 2012
Ordet - Imágenes de un rodaje
Carl Theodor Dreyer, Birgitte Federspiel y el director de fotografía, Henning Bendsten, entre otros, durante el rodaje de la inmensa 'Ordet' (1954). La adptación que realiza Carl Dreyer de la obra de Kaj Munk es uno de los más asombrosos 'Milagros' que ha dado el cine. Su refinamiento visual, con un trabajo lumínico sorprendente, casi epifánico, de Henning Bendsten, no tiene parangón. Una obra que es un auténtico prodigio, misterio y revelación a un mismo tiempo. La transcendencia realizada como resurrección. A través de una narración pausada, como de duermevela, tan abstracta como concreta, donde el tiempo se hace palpable, a través de esos delicados y largos movimientos de cámara, o de planos sostenidos en los que el tiempo pareciera escanciarse como el agua, y la realidad se percibe transfigurada, como si se captara su cualidad sino espiritual, interior ( esa 'experiencia interior' de la que hablaba Bataille), donde la orfebrería del tratamiento de la luz, en depuradas composiciones inspiradas en la pintura flamenca, parece que hagan honor a la frasa 'hágase la luz' en el sentido más amplio y epifánico del término.
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