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sábado, 25 de febrero de 2012

Más rápido que el viento

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Las incursiones de Robert Parrish en los géneros no eran muy convencionales, sino más bien fronterizas, no sé si motivo, pese a ser tan excelentes, de no ser citadas en las antologías del cine bélico, como 'Llanura roja' (1954), del flm noir, como 'Grito de terror' (1951) o 'The mob' (1952) y del western, como 'Historia de San Francisco' (1954), 'Más allá de Río Grande' (1959), quizá su obra maestra, y 'Más rápido que el viento' (1958), quizás el que puede parecer más ortodoxo, con una mirada superficial, pero que se va cargando tanto de un extrañamiento, como de una crispada intensidad, a medida que progresa el relato (servido por un bien tramado guión de Rod Serling), y no carente de aspectos poco habituales del género (especialmente en su resolución). La atmósfera de turbulencias que irán encapotando la obra se sedimenta ya en las primeras secuencias con la llegada al valle de dos figuras que representan, cada una, dos formas de vivir, de aplicar o sufrir, la crueldad y la humillación, los dos extremos del espectro, del poder, de su abuso (del dominio sobre el otro, sobre la realidad)y, por tanto, cómo se vive la violencia, que se dirimen entre los dos hermanos protagonistas, Steve (Robert Taylor) y Tony (John Cassavettes). Un recién llegado es Venables (el magnífico Charles McGraw), que quiere ver a Steve, y que, en la secuencia de apertura, en el saloon del pueblo, realiza sobre los que trabajan en el local una despectivo ejercicio de humillación. Por otro lado, Tony trae, de su viaje para vender el ganado del rancho que rige su hermano,a Joan (Julie London),una cantante hastiada de ser humillada, y que ha creído ver en la sonrisa de Tony, un soplo de aire fresco, de respeto y generosidad. Claro que, como irá descubriendo, la sonrisa, un tanto nerviosa de Tony, como sus modos exacerbadamente extravertidos, no son sino el reflejo de un desquiciamiento, de un desequilibrio, y de lo que es significativa expresión el que, en sus entusiastas prácticas con el revolver recién comprado, se dispare al reflejo en el agua de un charco.
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Pero hay otro reflejo que le ha venido perturbando desde niño, el de su hermano, pistolero afamado en el pasado, al que vio matar a varios hombres desde que tenía doce años, un modelo a seguir pero un modelo, a su vez, que le perturba, porque quiere ser como él, mientras no se gusta cómo se ve, sin saber aún realmente lo que implica el ejercicio de la violencia, de la crueldad y humillación, de matar a otro. Y cuando lo hace, ayudado por el azar, matando a Venables (que, en un gran detalle, elocuentemente, se golpea al recibir el disparo contra un espejo, cuyo cristal se rompe), su reacción es la de sentirse, por fin, 'algo, 'alguien', porque el muerto era un pistolero, y según su hermano, el más rápido ( ha matado a un rival que hasta puede ser superior a su hermano; eso le pregunta, pero Steve responde con una mirada severa, porque sabe que la mirada de su hermano ha perdido el enfoque;entre ser lo que era/representaba su hermano, y sentirse aún mejor que él). Esa 'embriaguez' del reflejo del ego crecido se irá intensificando, desquiciando (como será cada vez más rasgante la gran banda sonora de Elmer Bernstein), enfrentándose a quien fuera ( a cualquier figura que represente poder, sobre todo) , sea a un recién llegado, Clay (Royal Dano), ex coronel yanki (la afrenta de una derrota pasada a los confederados, bando de los hermanos, tejanos), que llega con un caravana de desesperados errantes con un papel firmado que les da derecho a poseer esas tierras. Aunque, mientras Steve, expeditivo, le insta a que deje las tierras, pero sin hacer uso de la violencia, Tony y un amigo harán uso de la humillación y crueldad ( más notoria aún ya que está el pequeño hijo de Clay delante, cuando 'juegan' a disparar alrededor de sus pies).
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Y pese a que alguien como Clay traería las alambradas a una tierra de ganado, el dueño de las dos terceras partes de las tierras, Deneen (Donald Crisp), odia más la violencia que las alambradas, por lo que decide apoyar a Clay, pero Tony, ciego, hará caso omiso tanto de su hermano como del hombre más poderoso del valle, que escoltan a Clay para que compre alambradas en el pueblo ( una prodigiosa secuencia aquella en la que Tony se enfrenta a Clay; nombre que significa arcilla; descarnado detalle, cmo el anterior del espejo, el que Clay, tras ser disparado por Tony, arrastre la cabeza por el barro en su agonía). En la resolución, un detalle poco habitual, en el enfrentamiento entre ambos hermanos: Tony es capaz de dispararse a sí mismo, de suuicidarse, para evitar que su hermano, al que realmente amaba más que odiaba, tenga que disparar sobre él. En su enajenación y desquiciamiento, casi 'posesión', por tantos reflejos de lo que aspiraba a ser y a la vez de lo que odiaba, aún podía brillar el amor y admiración por su hermano.

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