René Clement y Briggite Fossey, durante el rodaje de 'Juegos prohibidos' (Jeux interdits, 1952). Un tan conmovedor como descarnado, hasta la médula, poema sobre la infancia y la muerte. Su crudeza es demoledora, su lirismo acongojante, en este contraste entre la mirada de unos niños y las circunstancias de un horror, la guerra.
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