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domingo, 23 de mayo de 2010
Snow angels
La vida puede ser como el ensayo de una banda de música que no acaba de encontrar su sincronía, y es interrumpido por los distantes sonidos de unos disparos, los cuáles son como los fundidos en negro que encadenan planos de las calles de una ciudad. Los intersticios de lo que rasga la superficie helada de la vida, donde se busca mantener el equilibrio, y revela los frágiles territorios de la emoción. Así comienza ‘Snow angels’( 2007, editada en Dvd), la sugerente cuarta película de un cineasta, David Gordon Green, cuya obra, de la que he visto 'All the real girls (2003) de semejantes cualidades a esta última, permanece inédita en nuestro país. Hasta su quinta película, ‘Superfumados’ ( desafortunada ‘traducción’ de ‘Pinneaple express’).
En una escena, un padre le dice a su hijo que a veces no se sabe por qué hacemos las cosas. Se detienen, pero la cámara sigue avanzando en su travelling, dejándoles atrás. Siempre hay espacios en blanco, emociones inasibles que se nos escapan, como así ocurre a los propios personajes. La narración se teje sobre esa inasibilidad, como esas aguas que fluyen bajo el hielo, o esa tierra que no vemos bajo la nieve. O cómo hasta en nuestras emociones se gestan desestabilizadores ‘hongos’ sin que sepamos cómo. Es lo que le dice la madre a su hijo, no bloquees tus emociones, siempre expresa lo que sientes. Tres relaciones, tres edades, se entrelazan como espejos de lo que se puede llegar a ser, de lo que no ha podido ser, o de ese quizás que saje la aparente inevitabilidad de un destino.
Se alternan tramas, punto de vista, o secuencias que entrelazan acciones insignificantes, transiciones, de vidas suspendidas en una inercia de la cuál parece difícil salir sin perder pie, como si uno mirara su propia casa a través del cristal sin saber qué hacía ahí. O por qué ya no se siente como se sentía antes. En ocasiones, Green amaga panorámicas ascendentes sobre los personajes, casi siempre inconclusas, como lo son sus vidas. Lo visible no es lo que hila la narración, como lo que entrevemos de estas vidas no las define. Pero vamos percibiendo cuáles son sus sedimentos, entre los huecos de los planos, en una medida progresión que hace del tempo dibujo de unas circunstancias emocionales entre la indefinición y el desconcierto, hasta su estallido final, que es tanto quiebra como depuración.
Quizás no se sepa ver lo que hay alrededor, como cuando al chico su novia fotógrafa le señala lo poco observador que es, pero cuando se ve el reflejo de los otros desgarrado tal vez encontremos una guía de hacia dónde no dirigirnos, y seguir nuestro ensayo de música, que quizá pueda ser más afinado, y así no dejar que pueda ahogarnos el fundido en negro de las emociones.
'Snow angels' (2007), de David Gordon Green, es una obra excepcional, de las mejores que ha dado la producción norteamericana en la última década, protagonizada por una esplendida Kate Beckinsale y un excelente Sam Rockwell. Una obra de compleja entraña y estructura, sobre la intemperie e indefinición emocional, sobre la dificultad o incapacidad de crear vínculos afectivos.
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