Cinco mujeres marcadas

A Martin Ritt no debió costarle mucho implicarse en esta producción de Dino de Laurentis, ya que él también sabía lo que es sentirse 'marcado' cuando sufrió los abusos del comité de actividades antiamericanas, 'la caza de brujas', que le costó no poder dirigir su primera película hasta 1956. Como es bien claro en su cine su visceral conciencia combativa sobre cualquier abuso de poder, político, social o económico. 'Cinco mujeres marcadas' (1960) relata la odisea de estas cinco mujeres yugoslavas cuyo cabello es rasurado como emblema de su estigma, al ser acusadas de haber mantenido relaciones con un soldado alemán, el sargento Keller (Steve Forrest) emblema de la opresión que sufren por el ejercito invasor. Cada una lo hizo por un motivo distinto, Mira (Carla Gravina) por enamoramiento, Ljuba (Jeanne Moureau) por combatir el aburrimiento con el placer, Marja (Barbara Bel Geddes) por conseguir quedarse embarazada, y Jovanka (Silvana Mangano) como gesto epícureo de apuesta por la vida ante el horror de la guerra, aunque hay quien no pasó de los besos, como es el caso de Daniza (Vera Miles). Mira además deberá afrontar el embarazo no previsto.

El desprecio que sufren es sin piedad, en especial a través del lider de los partisanos, Velko (Van Heflin), con quien mantendrá a lo largo de la narración un pulso o duelo Jovanka, la más combativa y disidente. Es la que se enfrenta rabiosamente cuando deciden los partisanos, a los que ellas se han unido tras acabar con un convoy alemán para sorpresa de los partisanos, fusilar a un hombre y una mujer por haber descuidado la vigilancia mientras hacían el amor. El absurdo y la desesperación dominan una vivencia en la que la piedad o la cercanía parecen desterradas, ya que el 'otro' desaparece (es un enemigo o una pieza más sacrificable si no cumple su función), como en la relación de simpatía que se va creando entre Ljuba y un oficial alemán prisionero, Reinhardt (Richard Basehart). Es una realidad espectral, tétrica, descrita con la cortante sobriedad con la que Ritt también reflejó, en dos de sus grandes obrs, el mundo de los espías o el de los conflictos laborales de los mineros con los patrones.

La justicia poco lugar parece tener, aunque en sus secuencias finales asome el logro de una concienciación, la de Velko gracias a la perseverancia combativa de Jovanka, por la que además siente una atracción, descrita con sutiles detalles ( y gracias también a la gran interpretación de Heflin). Una obra áspera, sin concesiones, con el aliento enérgico de la indignación moral que sabe rehuir el panfleto discursivo y trazarlo a través de las acciones contempladas con la distancia de la mirada justa.

'Cinco mujeres marcadas' (1960), de Martin Ritt, coproducción entre Italia, Yugoslavia y EEUU, adapta la novela de Ugo Pirro, Jovanka e le altre, con guión de Ivo Perilli ( y sin acreditar Paul Jarrico y Michael Wilson, otro 'backlisted'), y cuenta con una esplendida dirección de fotografía de Giusseppe Rottuno.