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miércoles, 25 de enero de 2012
John Williams - War horse
El retorno de John Williams, que ya se prodiga poco, ha sido recibido con reverencia, incluidas nominaciones a los Oscar para sus dos nuevas colaboraciones con Steven Spielberg, 'Las aventuras de Tintin' (2011) y 'War horse' (2011). Su dominio de las composiciones,y cómo conducir las emociones al espectador o la misma acción, vuelven a brillar, pero como quien funciona ya con el piloto automático, y dentro de unas coordenadas musicales transitadas innumerables veces ( por él mismo y muchos más; casi un patrón musical ). No es que dé particular valor a las nominaciones a los Oscar ( al fin y al cabo, reflejo del gusto de los integrantes de la industria, en este caso, los compositores) pero su convencionalidad me parece lejos de la asombrosa lumbre creativa de otras bandas sonoras como las de Cliff Martinez para 'Drive', Trent Reznor y Atticus Ross para 'Millenium: los hombres que no amaban las mujeres', o las de Alexander Desplat para 'The ides of March' o, en especial, ese prodigio compuesto para el prodigio 'El árbol de la vida'. En cuanto a la obra de Spielberg, me ha parecido su obra menos sugerente en mucho tiempo.Pura mecánica, servida con mucha pericia, y cómo saber de nuevo manipular las emociones, pero al servicio de las más rudimentarias convenciones. No hay personajes en este curso narrativo que sigue a un caballo y los diferentes responsables de su destino con los que transita ( el chico que le educa, hijo de unos granjeros ingleses; un oficial británico ; un par de jóvenes hermanos soldados alemanes; una niña y su abuelo ( sólo falta Niebla) con molino incluido...). Durante tres cuartas partes de su larga duración, dos horas y media la servicio del tópico, y rehuyendo las aristas del relato que le ofrecía, la narración se hace anodina. En su último tramo no niego que me emocionó,aunque a mí me tocan mucho la fibra las películas con animales ( centrándonos en las de caballos, me emociona hasta el tuétano la historia del de 'El hombre que susurraba los caballos?: y el último tramo de 'Vidas rebeldes' logra recuperarme del sopor del resto de la película: lo de los animales sufriendo vicisitudes como que me conmueve especialmente). Es así que la secuencia del caballo atrapado en tierra de nadie, entre trincheras, con los alambres inmovilizándole, y el soldado alemán y el inglés uniéndose para liberarle, me tocó la fibra, como el reencuentro con el chico que le educó, cerrando previsiblemente el círculo de la narración. Un muy esteticista crepúsculo cierra esta obra que recicla mil convenciones pero que demuestra la habilidad de Spielberg para saber manipular las emociones de los espectadores, tal es su dominio ya de los mecanismos dramáticos y narrativos. A veces brilla su talento ( la elipsis de la muerte del oficial; el aspa del molino en primer término del encuadre ocultando pudorosamente un fusilamiento), pero son escasas gotas en un mar de rutinarias formulas.
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