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viernes, 20 de enero de 2012

Jean Louis Trintignant, la mirada que perfora, el misterio que interroga

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Jean-Louis Trintignant, fotografiado por Laurence Sudre. Este gran actor, ya de 81 años, ha retornado al cine con la última obra, de próximo estreno, de Michael Haneke, 'Love' (2012). Ha preferido centrarse en el teatro en estas últimas décadas, porque cada vez le motivaban menos los proyectos que le ofrecían para el cine, sumado a las molestas secuelas de un accidente automovlísitco. Una de esas escasas apariciones fue su magistral interpretación del juez retirado en 'Tres coloroes: rojo' (1933), creando, con la más exquisita economía gestual, una de las más memorables creaciones interpretativas de estas últimas décadas. Al año siguiente, realizará una breve aparición en otra esplendida obra, 'Un héroe muy discreta (1994), de Jacques Audiard, interpretando al personaje de Matthieu Kassovitz cuarenta años después, en el segmento que jugaba con los modos documentales recreando (con aguda ironía) una supuesta entrevista con el personaje que evocaba su singular hstoria de imposturas, y en 1998 en la notable 'Los que me quieren cogerán el tren' de Patrice Chereau. Trintignan alcanzó popularidad especialmente a partir de 'Un hombre, una mujer' (1966), de Claude Lelouch, como es recordado por su protagonista en la muy discutible 'El conformista' (1970), que cae en la contradicción de aplicar en su estilo lo que supuestamente cuestiona ( la monumentalidad fascista; el decorado, el esteticismo al que es tan proclive Bertolucci, engulle al drama). Otra de sus grandes craciones la realizó para Eric Rohmer, en una de sus obras maestras, la cautivadora 'Mi noche con Maud' (1969), hilando con sutileza un personaje plagado de contradicciones ( o dominado por ellas; supuestas interrogantes que camuflan rígidas predeterminaciones, la ceguera de los preceptos y las proyecciones). En 1983 hizo una incursión en la producción estadounidense, en la estimable 'Bajo el fuego' (1983), de Roger Spottiswoode. También trabajó con Valerio Zurlini en la muy sugerente 'El desierto de los tártaros' (1976) o en 'Estado violento' (1959), Costa Gavras en 'Los railes del crimen' (1965) o 'Z' (1969) Alain Robbe Grillet en 'Deslizamientos progresivos de placer' (1975), Claude Chabrol en 'Las ciervas' (1968), o con cineastas como Jacques Deray, Etore Scola, Dino Risi, Francois Truffaut o Alain Tanner, en 'El valle fantasma' (1987).

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