Fredric March y Glenn Ford admiran los juegos malabares de Leonid Kinskey durante el rodaje de 'Así acaba nuestra noche' (So ends our night, 1941), de John Cromwell, que constata de nuevo el talento de este notable cineasta que dio tan sugerentes melodramas como 'Su milagro de amor' (1945), 'Mi corazón te guía' (1947), 'Argel' (1937), 'Dos mujeres y un amor' (1939) o 'The fountain' (1934), entre otros. Esta cautivadora adaptación de una novela de Erich Maria Remarque ('Sin novedad en el frente', 'Tiempo de amar, tiempo de morir', 'Tres camaradas', 'Arco de triunfo'), de rugosa negrura, dominada por unas sombras que parecen esculpidas, se funda en el contraste. Ya que los personajes principales, que carecen de pasaporte, y que transitan de un país a otro, son como 'fantasmas errantes' que buscan una libertad que les es vedada, esa opresión se refleja en las lóbregas sombras que parecen emborronarles o en esos encuadres cargados de tensión que parecen encerrarles.
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