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sábado, 5 de noviembre de 2011

Misión de audaces. La odisea de un héroe y sus sombras

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Uno de los planos más destacados, y analizados, de la obra de John Ford es aquel dilatado plano de la conversación de Richard Widmark y James Stewart en la orilla del río, en 'Dos cabalgan juntos' (1961), sin recurrir a recursos de estilo más ortodoxos, es decir, al montaje externo ( a los cortes de plano, que la convención consideraba como adecuada manera de dinamizar la narración). Bien admirado es aquel otro plano, más breve, de 'Centauros del desierto' (1956), en el que le entrega el capote a Wayne su nuera, mientras Bond mantiene la mirada en la distancia ( pero bien consciente del gesto, y sus implicaciones), un proverbial ejemplo de elocuente montaje interno. En 'Misión de audaces' (1959), la cual me sigue pareciendo, a cada nuevo visionado,una de las más grandes obras de Ford, hay otro portentoso largo plano (fijo), no tan extenso como el de 'Dos cabalgan juntos', que mantiene su tensión , hasta que el momento en que se produce el corte de plano cuando se descarga esa tensión, que además refleja un umbral o cesura en la narración, en especial para quien protagoniza ese momento,Marlowe (John Wayne). Me refiero al instante, en el bar del hotel que se ha convertido en improvisado hospital, tras la batalla contra los sudistas comandados por el oficial manco, en el que Marlowe comparte con Hannah (Constance Towers), mientras bebe un vaso de whisky tras otro, su hartazgo y furia ( acaba de lanzar al suelo a un soldado que ha entrado a caballo celebrando al victoria). Él no quería ni buscaba ese derramamiento de sangre, y acentúa su impotencia y frustración el hecho de que él, ingeniero e ferrocaril tenga que haber realizado esta misión para precisamente destruir la vía ferrea. Parece destinado sólo a destruir. Por ello, es el momento en que libera, descongestionada, lo que ha estado rasgándole sus entrañas todo el relato, raiz de su enfrentamiento permanente con el doctor que le han adjudicado, Kendall (William Holden), por lo que él representa más bien, porque como comparte ahora con Hannah ( con la que, por otro lado, se ha creado una cierta atracción que se niega por ambas partes por pertenecer a bandos distintos) achaca a la ineptitud de los médicos el que su esposa muriera años atrás en la mesa de operaciones, cuando realmente no padecía nada. La operación fue inutil, por ello consideraba inútiles a los médicos. Aunque ahora es él quien más se considera inutil (mano de destrucción y muerte), mientras Kendall se desvive con todos los heridos ( y además Marlowe acaba de ser testigo de cómo ha muerto un muy joven soldado). Por eso, y es lo que recoge el corte de plano, lanza su vaso contra una torre de vasos (en primer término en el encuadre). Photobucket
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También la secuencia es la demostración de qué gran actor era John Wayne (al que creo sus ideas personales han interferido en que se las reconzoca como debiera). Aquí interpreta otro personaje complejo y contradictorio, como su Ethan Edwards en 'Centauros del desierto', otro personaje en desplazamiento,u odisea, superando pruebas, enfrentandose a sus propios límites, o las cercas que se ha creado en su interior. Marlowe supera una cerca que separa el territorio del norte del sur, cuando inicia su incursión en zona enemiga ( y superar sus cercas interiores). Su personaje de 'Escrito en el sol' (1957), también supera otras pruebas, aunque su odisea tiene lugar en la inmovilidad, cuando se queda postrado al caerse por la escaleras. Su exuberancia, no exenta de cierta arrogancia e inconsciencia ( un Ulises que prefiera seguir volando, y envuelto en lides, peleas y batallas, que volver al hogar, como si ete fuera amenaza de inmovilismo vital) se ve transfigurada en la asunción de su fragilidad y vulnerabilidad ( no puede huir ya ni de sí mismo. Son heroes poco convencionales, en conflicto, como el que interpreta en 'El hombre que mató a Liberty Valance' (1962), que deriva en espectro, en trágica figura, que no consigue ni el amor de la mujer que ama, aunque resuelva, desde las sombras, resolver el conflicto ( pero el héroe oficial será otro, él quedará difuminado en las sombras, fuera del escenario). Photobucket
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'Misión de audaces' es un portento de armonía y equilibro, sostenido sobre esa tirantez entre dos actitudes tan contrastadas como Marlowe y Kendall ( templado, agudo y mordaz, entregado a los demás,y no superado por la visceralidad, por las agitaciones de su ego, de ahí su mirada clara, despejada, consecuente). Ford delinea su portentosa capacidad para alternar tonalidades, de lo grotesco, cuando se encuentran con loo dos desertores sudistas a lo desoladamente trágico,como la citada carga de los sudistas o cuando Kendall tiene que cortar la pierna a uno de los exploradores, o combinando absurdo con el lirismo de la extrañeza como la secuencia en la que se ven enfrentados a un destacamento de niños. No podía falta la ironía Fordiana: el titán que poco a poco se va tranfigurando en hombre,que se enfrenta a sus propias sombras, acaba en la mesa operatoria, tras ser herido en el tobillo, en manos de Kendall. Del mismo modo, que la ofuscación de su ciego odio ahora se ha transformado en lúcida comprensión, en apertura a los otros ( en paralelo, su amor conjugado con Hannah: en la odisea seha vuelto a recuperar a sí mismo).

John Ford, John Wayne, William Holden. Constance Powers y Ken Curtis en varios momentos del rodaje ( incluidas visitas de fans).

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo con tu comentario.
    'Misión de audaces' es una soberana obra maestra fordiana. En mi opinión, esta película habría sido
    más extraordinaria si la dirección de fotografía la hubiesen realizado los operadores de la magistral 'El hombre tranquilo'... ¡qué prodigio de colores!

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