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lunes, 3 de octubre de 2011

El amor llamo dos veces: la mujer metódica, el hombre de la helice y un fauno

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George Stevens en pleno debate creativo con Richard Gaines, ante la atenta y divertida mirada de Jean Arthur, durante el rodaje de 'El amor llamó dos veces' (The more the merrier, 1943), una estupenda comedia que quizá no ha alcanzado la notoriedad merecida porque a su director no se le asocia con el género, sino más bien con el drama, en especial con las muy populares obras de los 50, como 'Un lugar en el sol' (1951), 'Raices profundas' (1953), Gigante' (1956) o 'El diario de Ana Frank' (1959). Pero, aunque gran parte de su obra de los 30 permanezca poco conocida o escasamente difundida, más sugerentes y estimulantes me parecen obras previas, como las comedias que fluctúan con el drama, 'El asunto del día' (1942) Y 'Serenata nostálgica', o aventuras con vivaz tono de comedia como 'Gunga din'. Incluso,en dramas resulta más atractiva y menos envarada,'Angustia en la noche' (1941). El título original de la obra es una expresión que quiere decir que cuánta más cantidad más feliz, desarrollada con ironía en la película, tanto porque en tiempos de guerra por las dificultades de disponer de alojamiento se hizo costumbre ( o se concienció a la ciudadanía) el alquilar habitaciones, como por el hecho de que había ocho mujeres por hombre. Connie (Jean Arthur), mujer metódica hasta la exasperación, se encontrará ante la circunstancia imprevista opuesta, compartir su piso con dos hombres,aunque su idea era compartirlo con una mujer.Pero la persuasiva elocuencia de Dingle (Charles Coburn), que precisamente ha recaladado en Washington para participar en la consejos planteados para resolver la carencia de alojamiento, logrará que le acepte. Antológica es la secuencia del primer despertar, dado que ella ha establecido una minuciosa pauta de lo que tiene que hacer cada uno casi cada minuto, cuándo ocupar el baño o cuándo realizar determinada tarea en la cocina o recoger la leche y el periódico, lo que deriva en un hilarante caos. Que se acrecentará cuando Dingle decida alquilar la mitad de su habitación a Carter (Joel MacCrea), con el propósito de 'desenvarar' a Connie con un adecuado novio (en vez de petulante y cuadriculado Pendergast,que encarna Richard Gaines). Memorable la primera aparición de Carter, con una enorme hélice de avión bajo el brazo,y el primer diálogo de absurdos con Dingle. En suma, esta obra, de la que se hizo una nueva versión en 1966, 'Apartamento para tres' (1966), de Charles Walters, la última interpretación de Cary Grant, es un puro y jubiloso derroche de ingenio, una brillante comedia romántica con un antológico fauno de por medio ( Dingle), con una feliz rúbrica de inventiva en la secuencia final con un agudo uso del espacio y del fuera de campo, mordaz resolución para una obra que ha desencuadrado a una mujer cuadriculada que interponía y establecía demasiadas distancias, incluso consigo misma.

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