Una de las grandes bandas sonoras de la pasada década, la de Philip Glass para la excelente,y catártica, 'Las horas' (2002), de Stephen Daldry. La música, como la propia narración ( pura musicalidad en su refinamiento estructural), fluye como aguas que progresivamente ya no ahogan sino que se desbordan como las emociones que rompen (o se atreven y son capaces de hacerlo) los diques ( exteriores e interiores).
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