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domingo, 17 de octubre de 2010
Ed Harris, la sutilidad con estilo
El asombroso y versátil talento de Ed Harris (fotografiado por Dennis Rouvre) queda ya ejemplificado si se contrasta su siniestro personaje, de ojo dañado (como con su aparición se trastocará la mirada sobre las aparentes certezas de la realdad), en 'Una historia de violencia' (2005), de David Cronenberg, su desgarrado personaje de la excelente 'Las horas' (2002), de Stephen Daldry, de carne deteriorada por su enfermedad terminal y paradójico corazón doliente, especular, de una historia de mujeres o su fascinante, tan cautivador como también siniestro, demiurgo en la esplendida 'El show de Truman' (1998), de Peter Weir. Harris, con su prodigioso sentido de la sutilidad y la economía expresiva, siempre ha brillado en las obras que ha interpretado, fuera cual fuera las caracteristicas de sus personajes, turbios como los de la notable 'Bajo el fuego' (1983), de Roger Spottiswoode, 'Causa justa' (1994), de Arne Glincher o 'El clan de los irlandeses' (1990), de Phil Joanu, que pudiera haber sido una excelente obra si no hubiera caído en manos de un director inclinado a los efectismos, o templados como el policía de la estupenda 'Poder absoluto' (1997), de Clint Eastwood o su protagonista, debatido en sus conflictos sentimentales, en una de las mejores obras (porque sus personajes tienen relieve) de James Cameron 'Abyss' (1998). Su presencia siempre destacaba en el conjunto, fuera en 'The firm' (1993), de Sidney Pollack, 'Apolo 13' (1995) o 'Una mente maravillosa' (2001), de Ron Howard. O brillaba en un conjunto armónico como en 'Adiós, pequeña, adiós' (2007), de Ben Affleck, 'Alamo bay' (1985), de Louis Malle, o 'Éxito a cualquier precio' (1992), de James Foley. También ha transitado las lides de director en la esforzada, pero desequilibrada, 'Pollock' (2000) y en la más conseguida 'Appaloosa' (2008).
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