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jueves, 1 de noviembre de 2012
Otras pantallas: El oso autómata y la risa checa
A Marina Kristevanstein le entusiasmaban los autómatas. Licenciada en física por la Universidad de Brno. Durante mucho tiempo mantuvo que no fue a Max Planck a quien se le ocurrió la hipótesis de que la radiación electromagnética es absor
bida y emitida por la materia en forma de «cuantos» de luz o fotones de energía, sino a ella. La cuestión es que ella era una mera alumna que además le había dado calabazas ( no sólo el día de Halloween) y él despechado se había quedado con sus ideas. Marina escribió numerosos libros sobre sus investigaciones, que fueron vetados en numerosas editoriales, porque todos consideraron que era ella la arribista que intentaba aprovecharse de Planck. Aparte de que sus ideas fueran muy avanzadas para la época, planteaba ideas sobre la animación de los autómatas que fueron consideradas el delirio de una mujer frustrada. A ella esto le daba igual, porque sus buenos disfrutes se daba con su oso autómata. Su último libro se tituló: El oso autómata y la risa checa'.
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