Mark Romanek dirigió este alucinatoria pesadilla gótica bañada en absenta, para 'The perfect drug' de Nine inch nails, que había sido compuesta expresamente para la banda sonora de esa magistral inmersión en una mente transtornada, que inauguraría cualquier ciclo de visionarias películas adelantadas a su tiempo, 'Carretera perdida' (1999), de David Lynch.
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