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domingo, 11 de noviembre de 2012

Wallander

Photobucket Hay narraciones que pueden considerarse que hacen cuerpo del funambulismo de la empatía, o que son anatomía de la melancolía, como me parece el caso de la serie británica ‘Wallander’ (2008-). Es una serie de texturas, impresionista, de climas emocionales, a los que se subordina, sin descuidar, las mismas tramas. La narración se vertebra con los climas emocionales de su protagonista, el inspector Wallander (Kenneth Brannagh), que transita, de modo más intensificado, que en las novelas de Henning Mankell que se adaptan, la pesadumbre, la aflicción. O se podría hablar, en la acepción del acervo ruso, de nostalgia, un sentimiento de exilio, de frágil conexión con la vida, con la realidad, siempre en el filo, con la sensación de estar con pie dentro y otro fuera, de resistencia a punto de quebrarse. La composición que se escucha en los títulos de crédito se llama precisamente ‘Nostalgia’ interpretada por Emily Barker & the red clay Halo. Otro tema suyo, ‘Pause’, sería utilizado en una extraordinaria serie posterior, ‘The shadow line’ (2010), que también transita ciertas brumas y oscuridades interiores. Photobucket Son ya tres temporadas las producidas, con tres episodios cada una de ellas, de hora y media de duración, cada una adaptando una novela de Mankell, excepto ‘Un evento en otoño’, de un relato, este dirigido por Toby Haynes, quien también realizó uno de los episodios, ‘The Reichenbach fall’ (2012), de otra esplendida producción británica, ‘Sherlock’ (2010), con la misma estrategia de producción de episodios (tres episodios por temporada, cual largometrajes), pero de muy diferente planteamiento estilístico. Son varios directores y guionistas los que han colaborado en estas tres temporadas. Sólo un director ha repetido, Philip Martin, en la primera temporada. Los guiones de las dos primeras temporadas fueron obra de Richard Cottan (con colaboración en dos de ellos, de Richard O’Brien y Simon Donald, respectivamente) y los tres de la tercera son obra de Peter Harness. Desde luego, visualmente, en la composición y en el trabajo de color e iluminación (el diseño visual fue concebido entre Martin y el director de fotografía Anthony Dod Mantle, que decidieron rodar con cámaras digitales Red One), me parece de las más bellas entre las series realizadas recientemente. Photobucket También es otra muestra del admirable nivel de las producciones televisivas británicas, sobre todo de la BBC, en este último lustro. En concreto, me parece que es donde de modo más sugerente se ha renovado ese arco genérico en el que se integran el thriller, el film noir, la intriga, como ejemplifican ‘The red riding trilogy’ (2009), ‘Luther’ (2010-), ‘Sherlock’(2010-), ‘The shadow line’(2010) ‘Inside men’ (2012), o si incorporamos el subgénero de espías, ‘The hour’ (2011). Son obras de denso y siniestro trayecto dramático, que arrojan una mirada fronteriza que ponen en cuestión una realidad donde es difícil encontrar certezas, una realidad que se desmorona dado sus falaces cimientos, una realidad de enajenadora vida estructurada y de desorientada perspectiva ética. Son un afilado reflejo de las tinieblas en las que nos hemos sumido. No deja de ser significativo que uno de sus más populares iconos, James Bond, haya culminado su sombría disección en una portentosa narrativa alquímica, ‘Skyfall’ (2012), de Sam Mendes. Photobucket Cuando Henning Mankell ‘jubiló’ a Wallander en ‘El hombre inquieto’, con un final que destilaba amargura, costó desprenderse de una sensación de tristeza, de despedida, como una abrupta constatación de que uno vive en el tiempo, tras haber habitado una extraordinaria serie de novelas, con un personaje protagonista memorable. Es difícil olvidar el impacto que me supuso ‘La quinta muijer’, la primera novela suya publicada en España, aunque no fuera la primera escrita. La considero ya una de mis obras predilectas. Luego, llegaría el fenómeno popular de la novela negra nórdica, sobre todo a raíz de la trilogía de Millenium, que no he leído, aunque sí a bastantes de esos autores, pero ninguno, quizá con la excepción, en cierto grado, de Jo Nesbo, me ha cautivado como Mankell que conseguía esa armoniosa combinación de trama sugestiva, apasionante perfil de personajes y densidad emocional, así como un subterráneo trayecto reflexivo que no dejaba de talarte las certezas sobre la realidad. La adaptación que han realizado en la producción de la BBC me recordaba en ciertos aspectos a la que realizaron Curtis Hanson y Brian Hengenland en ‘LA Confidencial’ (1997) con la magnífica novela de James Ellroy (perteneciente a su fabulosa ‘Cuarteto de Los ángeles’). Dada la complejidad y sobre todo multiplicidad de tramas realizaron una hábil poda y un afinado filtro, una selección, que implicaba eliminar enteramente alguna de ellas, e incluso incluir aportaciones (en lo que, en cambio fracasó, De Palma en ‘La dalia negra’, en especial, en su nefasto último tramo). Photobucket Photobucket ‘Wallander’ también es una sugestiva ‘variación’. En primer lugar, varía el orden, no ajustándose al desarrollo cronológico de las novelas. No sólo modifica el perfil de algunos personajes, sino que algunos, recurrentes, los elimina. Y sobre todo, altera, en ciertos rasgos, el perfil de Wallander. Se desprende de algunos aspectos que remarcan su ‘degradación’ física, o decadencia y fragilidad orgánica, su alcoholismo, sus problemas con el peso o su diabetes, y se incide más en un personaje que se debate de modo más manifiesto con una ‘degradación ética y emocional’, con la pena, con el dolor, con un sentido empático que acrecienta su vulnerabilidad. Su rostro en muchos momentos parece surcado por el abatimiento, como si llevara sobre sus hombros el horror del mundo. En ese sentido, es muy significativo empezar la serie con su novela ‘La falsa pista’, y en concreto, con la secuencia del suicidio de la chica que se prende fuego en un bello paisaje de flores amarillentas. La belleza quebrada, surcada, por el dolor, por el incendio del horror. Photobucket De ahí, la nostalgia, la nostalgia no de una tierra o un país, sino de una realidad, que no esté arrasada por la crueldad, contra seres humanos o animales, como se puntúa, con respecto a estos últimos, en el terrible inicio, esta temporada, del tercer episodio, ‘Antes de que hiele’, con esos bellos planos de los cisnes que aterrizan en el lago, confiados dejan que les den comida, y son quemados vivos: Significativo que este episodio esté vertebrado, sutilmente subyacente, por la relación conflictiva con su hija (aún con rescoldos de mutuos reproches), que encuentra su reflejo correspondiente, su ‘alteridad’, en la relación entre el que inspira los crímenes y su hija (a la que no duda en poner en situación de sacrificio). ¿Cómo proteger a tu hija de los horrores? Pero también ¿cómo superar la distancia que se ha creado con ella, cómo llegar a ella?¿ Cuál es la influencia que has tenido en ella? Pese a tu afán de combatir el horror y la crueldad ha sido negativa? ¿Cómo enfrentarte a las sombras de tu remordimiento, de no haber sido el padre que hubieras querido ser? Quizá la falta de respuesta se condensa, soberbiamente, en ese cruce de miradas con el asesino cuando le detienen. No hay palabras, no hay explicaciones. Sólo horror, sinsentido, y la mirada afligida, cansada, pero templada, que ya ni siquiera interroga ni se muestra perpleja, porque sabe de qué materia están hechos los abismos. Photobucket Porque, como en las novelas, surcan las tramas, las rasgan, los conflictos interiores de Wallander, su conflictiva relación afectiva, sea como padre, o con su esposa, de la que se separó, o con la nueva relación que establece ( que no logra armonizar con su trabajo, aunque se haya retirado fuera de la urbe, en una casa en el campo; se siente incapaz de poder compartir toda esa desolación con quien ama, con quien le proporciona luz y armonía: cómo hermosamente se refleja en el primer episodio de esta temporada, ‘El suceso de otoño). O con su padre (David Warner), en la primera temporada, que padece Alzheimer: Memorable aquella secuencia en la que el hijo comparte con su padre que ya no puede más, que no puede proseguir con su trabajo, y éste le narra cómo cada día intenta pintar algo distinto, una naturaleza muerta, un retrato, pero siempre pinta el mismo motivo, y es porque refleja lo que es él, porque refleja sus entrañas (su mirada ‘propia’): La belleza de tal secuencia, la complejidad de ‘reflejos’ entre palabras y rostros, se evidencia en que las palabras se escuchan sobre el plano del rostro de Wallander que se ilumina entre las lágrimas porque sabe que lo ‘propio’ será ser siempre policía pese a los desgarros y amarguras que le provoca (además, la emoción se acrecienta porque se ha creado un lazo anómalo, de identificación y reconocimiento con su padre, tal es el permanente distanciamiento). Photobucket Porque Wallander, y esta es su seña de distinción en un paisaje audiovisual donde ya tanto parece trivializarse o no dramatizarse la muerte o el acto de matar, no sólo es alguien que sufre cuando amenazan con una pistola la cabeza de su hija, o matan a alguien querido, o simplemente ante cualquier acción de crueldad, sino que se debate con su desesperación, cuando por primera vez mata a un ser humano, hecho que le sume en un abismo que le hace perder el paso y abandonar su profesión. ¿De qué sirve tu trabajo si no logras detener tanto horror y además te ves abocado a acabar con otra vida, a generar también violencia, muerte?.'Wallander’, en suma, es un cautivador viaje a través de las densas entrañas de este hombre que intenta no dejarse abatir por el ‘peso’ del mundo, forcejeando para no quedar sumido en una gravedad, la de la melancolía y la aflicción. De hecho, esta última temporada tiene algo de proceso de reconstitución. ‘El suceso de otoño’ supone enfrentarse a una sombra, aquella que, como una cuerda que une tiempos (como la acción une dos casos que separan diez años) confronta con la imposibilidad aún de lograr encajar en el espacio íntimo esa desolación que supone sumergirse en el exterior a través de sus casos, como si no lograra crear ese puente, o no lograra crear la barrera que le haga sentir inmune. Photobucket El segundo es el fortalecimiento a través de la confrontación o reconocimiento con su doble o réplica en el espejo, la muerte de otro policía como él, pero en otro país, Letonia, que implica enfrentarse al dragón de la doblez, aquellos representantes de la ley que se fusionan y alían con los delincuentes, con el ejercicio de la corrupción, de la falta de escrúpulos o empatía. El tercero es la consolidación o afirmación, la lucha contra sí mismo, contra su propia capacidad de crear dolor o desgracia (alimentándose de los demás), de no saber transmitir lo opuesto a lo que el mundo le transmite, y por ello, la reconciliación consigo mismo, ya que puede generar protección, y del mismo modo que su hija está embarazada, puede dar a luz emociones positivas. Ha alcanzado el delicado equilibrio del funambulista de la empatía.

2 comentarios:

  1. Soy una enamorada del Wallander interpretado por Kenneth Brannagh. Para cuándo la cuarta y última temporada? Alguien sabe si ya se ha rodado?

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  2. Sí, también la estoy esperando con muchas ganas. En Alemania, que es coproductora, se emitió la cuarta temporada la última semana de diciembre, pero no hay fecha de emisión en Gran Bretaña. Un abrazo :)

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