'Zen' (2011), se desmarca de las densas inmersiones en lo siniestro, lo tortuoso o la pesadumbre (como si su centro de gravedad fuera un Maelstrom), de las series británicas que orbitan en las coordenadas del thriller, como 'Luther', 'Red riding', 'The fall', 'Wallander', 'Broadchurch', 'Thorne' o 'The shadow line'. Las turbias texturas son sustituidas por una serena luminosidad. Ya sus títulos de crédito parece que nos trasladan al cine de los sesenta, a una ligereza de tono surcada por la ironía. Incluso, unos zooms, en el primer episodio parecen un guiño a aquel recurso habitual entonces. Como la estética elegante, 'cool' del inspector Aurelio Zen (Rufus Sewell) con su impecable traje y corbata, incluidas gafas oscuras, aluden a cierta sofisticación estética de aquella década, la que portaba, por ejemplo, Steve McQueen en 'El caso de Thomas Crown' (1968), de Norman Jewison, más que la de espías como Bond, policías como Tony Rome, o detectives como Matt Helm. Zen se desmarca de aquella tipología viril (o machirulismo de pecho abombado ya desfasado). Tiene poco de cínico, más bien destaca por una integridad que incluso no le hace bien, dado que no parece la tendencia predominante. Y, hace poco separado (y no muy bien avenidamente ) de su esposa, vive con su madre. Como él mismo señala con su característica ironía, no resulta muy glamouroso.
El tono es distendido, pero brota desde la propia mirada del personaje, relajado, poco tendente a la crispación, como su propio apellido indica, de algún modo estoico, aunque no falto de cierta inseguridad, como reflejan sus primeros tanteos con Tania (Caterina Murino), nueva secretaria en la comisaría. El desarrollo de esta relación (que, de nuevo, le desmarca de aquellos seductores de gesto imperturbable o sarcasmo de quien parece de vuelta de todo), con las dudas previas, y las que también surgen cuando la relación comienza, y surgen las incertidumbres de hacia donde se dirige o cómo se define, es, junto a la matizada caracterización de Zen, uno de los aspectos más brillantes y sugestivos de esta serie. Es su entraña. En paralelo a las investigaciones que realiza Zen en cada uno de los tres episodios (de hora y media; el formato de otras series como 'Sherlock' o 'Wallander'), progresa la relación entre ambos, con una naturalidad y viveza contagiosas. Esa relación es un cuerpo que va gestándose, creciendo, perfilándose y consolidándose en contraste, además, con la corrupción que se desvela en todos los casos (incompetencias de la aplicación de la justicia, enmarañadas relaciones entre poder económico y político). E incluso resulta sugestivo el contraste, como reflejos,que puede rastrearse con respecto a las diversas mujeres con las que se implica en cada caso.
'Zen', que adapta varias novelas de Michael Dibdin, es una obra de talante solar, pero no faltan secuencias tensas, momentos desazonadores, como la conmoción que supone asumir que se ha matado a un hombre por primera vez (reflejado de un modo eficazmente escueto), o la opresión y angustia que sufre Zen, en el primer episodio, en los pasadizos bajo tierra, residuos de la guerra, figura en consonancia con los resentimientos que buscan ser satisfechos, con el peso de un pasado que marca a los personajes, para realizar un crimen, como vendetta, o para dar con seguridad los primeros pasos en una relación sentimental que se gesta (como es el caso de Zen y Tania). Como el brote de los celos que nublarán los primeros pasos de la relación, encuentran su correspondencia, en el segundo episodio, en una trama en la que surgen las dudas sobre si existe o no una extraña organización secreta ('La cábala'). Del mismo modo, en el tercer episodio, ambas líneas confluyen, en la purga violenta de unos resentimientos. Para gestar un futuro, hay que desprenderse de la piel muerta, aunque esta intente dejar herida cuando se arranque.
'Zen', no fue renovada para una segunda temporada, pero no porque no tuviera buena audiencia o porque tuviera críticas negativas. Parece que la BBC consideraba que ya tenía demasiadas series con detectives. Pero parece que la serie renacerá de nuevo.
'Zen' (2011), se desmarca de las densas inmersiones en lo siniestro, lo tortuoso o la pesadumbre (como si su centro de gravedad fuera un Maelstrom), de las series británicas que orbitan en las coordenadas del thriller, como 'Luther', 'Red riding', 'The fall', 'Wallander', 'Broadchurch', 'Thorne' o 'The shadow line'. Las turbias texturas son sustituidas por una serena luminosidad. Ya sus títulos de crédito parece que nos trasladan al cine de los sesenta, a una ligereza de tono surcada por la ironía. Incluso, unos zooms, en el primer episodio parecen un guiño a aquel recurso habitual entonces. Como la estética elegante, 'cool' del inspector Aurelio Zen (Rufus Sewell) con su impecable traje y corbata, incluidas gafas oscuras, aluden a cierta sofisticación estética de aquella década, la que portaba, por ejemplo, Steve McQueen en 'El caso de Thomas Crown' (1968), de Norman Jewison, más que la de espías como Bond, policías como Tony Rome, o detectives como Matt Helm. Zen se desmarca de aquella tipología viril (o machirulismo de pecho abombado ya desfasado). Tiene poco de cínico, más bien destaca por una integridad que incluso no le hace bien, dado que no parece la tendencia predominante. Y, hace poco separado (y no muy bien avenidamente ) de su esposa, vive con su madre. Como él mismo señala con su característica ironía, no resulta muy glamouroso.
El tono es distendido, pero brota desde la propia mirada del personaje, relajado, poco tendente a la crispación, como su propio apellido indica, de algún modo estoico, aunque no falto de cierta inseguridad, como reflejan sus primeros tanteos con Tania (Caterina Murino), nueva secretaria en la comisaría. El desarrollo de esta relación (que, de nuevo, le desmarca de aquellos seductores de gesto imperturbable o sarcasmo de quien parece de vuelta de todo), con las dudas previas, y las que también surgen cuando la relación comienza, y surgen las incertidumbres de hacia donde se dirige o cómo se define, es, junto a la matizada caracterización de Zen, uno de los aspectos más brillantes y sugestivos de esta serie. Es su entraña. En paralelo a las investigaciones que realiza Zen en cada uno de los tres episodios (de hora y media; el formato de otras series como 'Sherlock' o 'Wallander'), progresa la relación entre ambos, con una naturalidad y viveza contagiosas. Esa relación es un cuerpo que va gestándose, creciendo, perfilándose y consolidándose en contraste, además, con la corrupción que se desvela en todos los casos (incompetencias de la aplicación de la justicia, enmarañadas relaciones entre poder económico y político). E incluso resulta sugestivo el contraste, como reflejos,que puede rastrearse con respecto a las diversas mujeres con las que se implica en cada caso.
'Zen', que adapta varias novelas de Michael Dibdin, es una obra de talante solar, pero no faltan secuencias tensas, momentos desazonadores, como la conmoción que supone asumir que se ha matado a un hombre por primera vez (reflejado de un modo eficazmente escueto), o la opresión y angustia que sufre Zen, en el primer episodio, en los pasadizos bajo tierra, residuos de la guerra, figura en consonancia con los resentimientos que buscan ser satisfechos, con el peso de un pasado que marca a los personajes, para realizar un crimen, como vendetta, o para dar con seguridad los primeros pasos en una relación sentimental que se gesta (como es el caso de Zen y Tania). Como el brote de los celos que nublarán los primeros pasos de la relación, encuentran su correspondencia, en el segundo episodio, en una trama en la que surgen las dudas sobre si existe o no una extraña organización secreta ('La cábala'). Del mismo modo, en el tercer episodio, ambas líneas confluyen, en la purga violenta de unos resentimientos. Para gestar un futuro, hay que desprenderse de la piel muerta, aunque esta intente dejar herida cuando se arranque.
'Zen', no fue renovada para una segunda temporada, pero no porque no tuviera buena audiencia o porque tuviera críticas negativas. Parece que la BBC consideraba que ya tenía demasiadas series con detectives. Pero parece que la serie renacerá de nuevo.
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