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sábado, 19 de marzo de 2011
Million dollar baby
Los golpes que te da la vida, los golpes que sabes encajar. El dominio de un espacio, un cuadrilatero, como prueba de tu valor, o como trono emblemático del logro del éxito, o espejo de esa áspera lid que está más allá de espacio acotado por unas cuerdas e iluminado por unos focos, en las invisibles sombras que, por un instante, se pueden exorcizar o descargar, aunque sea una mera ilusión. O quizás sientas que dominas tu vida como dominas el cuadrilatero. O quizás sea sólo el reflejo de tu aspiración a realizarte en aquello que te entusiasma, el mero trabajo bien hecho, y para lo que hay que pelear duramente, para poder encontrar tu hueco, en un inclemente mundo. Son diversas las películas que han retratado el mundo del boxeo como metáfora de la vida o la sociedad, incidiendo en algunos de estos aspectos. Clint Eastwood, en 'Million dollar baby' (2004), realiza una punzante parábola, en la que el ring se encarna en sangrante reflejo de una sociedad que no valora la generosidad, la entrega, la carencia de doblez, el ir siempre de frente, como hace fuera y dentro del ring Maggie, la boxeadora encarnada por Hillary Swank, y así se ha llevado tantos golpes en la vida, pero no ceja en su actitud. Su pasión, su 'entusiasmo', es el boxeo. No ansía el exito en sí, el ser la mejor ( aquello que más se valora en el escenario de esta sociedad de inclemente competitivo 'cuadrilatero').El boxeo es 'su' dedicación, aquella en la que realizar su afán de superación, como impulso de su propia vida, en la que aún vive en los 'margenes', como camarera, cogiendo las sobras de los platos que dejan los clientes, para poder ella alimentarse.
Su 'trampolín', gracias a su insistencia y perseverancia, será factible gracias a la relación que establece con un entrenador, Frankie (Clint Eastwood), y su ayudante, Eddie (Morgan Freeman), porque 'afinaran' su potencial para 'dominar el cuadrilatero', y es así, porque es quien tiene más talento, además de disfrutar con su 'trabajo'. No quiere ganar por el medio que sea, ser la número uno ante todo, pero la vida, o el ring (dentro y fuera), le volverá a demostrar que la ruindad parece que siempre triunfa, porque no se detiene en sus escrupulos, y no importa la lid justa, sino el interés, la codicia, o la ambición. Y lo peor es que las consecuencias son fatales, quedando impedida para toda su vida. Eastwood radiografía las ominosas sombras (de las que hace cuerpo en un prodigioso tratamiento lumínico) de un talante social, aquel que predomina en nuestra sociedad, en donde el rayo de luz lo crea ese verdadero afecto entre los tres personajes protagonistas, cual familia disfuncional, por que entre ellos hay auténtico cariño.
Y es en una escena entre Frankie y Eddie, esculpida por las penumbras que se ciernen sobre ellos como losas, donde se rasga ese doloroso grito de impotencia. Frankie no sabe qué hacer, se siente culpable por haber sido él, al haber aceptado entrenarla, quien ha propiciado el fatal accidente. Si se hubiera negado a su persistente petición ahora no estaría inmovilizada de cuerpo entero, y pidiéndole que le haga el favor de acabar con su vida, como remate. Pero Eddie le convence de que las cosas no son así, puede que ese dolor lo arrastre por largo tiempo (y así será como expresan los demoledores planos finales en los que se desvanece en las 'sombras'), pero Frankie lo que ha hecho es 'posibilitar' que alguien, Maggie, aunque sea por uno breve lapso de tiempo, haya 'realizado' sus ilusiones, y eso lo logra muy poca gente. Ha sido la generosidad de Frankie la que la ha dado la posibilidad de disfrutar de esa alegría, de sentirse en el centro de la vida, la ha 'impulsado'. Por eso, si ella ahora le pide que la desconecte de su aparato, acceder, y realizar ese gesto, no tiene que verlo como un reflejo de que él es el fatal responsable de haberla abocado en esa situación, sino como un reflejo de que él, generosamente, le ha 'dado la vida' posibilitando que realizara sus ilusiones propulsándola de su vida hasta entonces 'inmovilizada' en sus precarias circunstancias, y que ahora le 'dará la vida' librandola de su irreversible inmovilidad física, aunque paradójicamente, sea matándola. Es un gesto consecuente con el verdadero afecto que ha creado con ella, como si uno y otro hubieran 'realizado' el cercano y cálido afecto que no han encontrado en aquellos con los que comparten lazos de sangre, como Frankie con su hija, y Maggie con su familia. Aunque parezca que la doblez y la mezquindad dominen el cuadrilatero de boxeo y de la vida, siempre, al menos, quedará ciertos gestos generosos y entregados.
'Million dollar baby' (2004), una de las obras que ejemplifican ese estado de gracia que ha alcanzado el cine de Clint Eastwood. Acerada crítica social conjugada con una depuración emocional proverbial. El trabajo fotógrafíco de Tom Stern es un portento, pocos cineastas en el cine actual han trabajado las sombras, la oscuridad visual, tan afinada y singnificativamente.
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Cuando la vi en el cine, apenas pude contener las lágrimas para que no me viera mi amiga y los de al lado. Recuerdo perfectamente estar sentada en una butaca cerca de una puerta por la que entraba frío, así que estábamos con los abrigos encima de las rodillas, como en una mesa camilla.
ResponderEliminarLa compré original, pero no la he revisado en casa, ha sido leyendo ahora tu crítica cuando por fin he podido llorar de emoción al revivirla a través de tus acertadas palabras.
Grandioso Clint! Magnífica película, y eso que el boxeo no lo soporto en la vida real :)