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domingo, 28 de marzo de 2021

La muerte de Walter Benjamin y la jaula de Ezra Pound. Manifiesto incierto 3 (Errata naturae), de Frédérik Pajak

 

El consumo intensivo se convirtió en nuestro modo de vida y lecho de nuestra renuncia (…) No eran ni la mediocridad ni las desigualdades las que nos repelía en la sociedad dominante: nuestra insatisfacción estaba en otra parte (…) Seremos los supervivientes de un mundo mullido. La muerte de Walter Benjamin y la jaula de Ezra Pound. Manifiesto incierto 3 (Errata naturae), del dibujante y escritor francés Frédéric Pajak (1955), una singular obra que combina texto e  ilustraciones, mira al presente, a un presente que naufraga pese a su capcioso diseño mullido (con el que parecemos tan conformes), mira al lecho de nuestra renuncia, a través del pasado, a través del contraste, que plantea como interrogante sobre nuestra actitud o capacidad de acción como seres sociales, con dos figuras que destacaron por su singular dominio del pensamiento y del lenguaje, Walter Benjamin y Ezra Pound. Se pregunta, como decía el fotógrafo, Billy Kwan (Linda Hunt), en El año que vivimos peligrosamente (1982), de Peter Weir, qué podemos hacer. Se pregunta si es posible evitar que el naufragio sea definitivo. Si nuestra renuncia puede tornarse en compromiso y responsabilidad. Esa pregunta no se realiza de modo explícito pero su desesperación resuena en el texto, en los fragmentos, desde el presente, que miran con rabia y desolación un presente en el que parecen predominar aquellos empantanados en sus certezas. O expresado con un lenguaje lírico el mundo se calla y nosotros esculpimos su silencio (…) Nosotros titubeamos, y el viento nos desmiga. ¿Es inevitable que nos desmiguemos? ¿Podemos dejar de titubear y ser determinados para tomar el timón que nos rescate de este remolino, cual Maelstrom, de apariencia mullida que hemos creado? ¿Hay una posibilidad de que esa consciencia sea impulsada por el pensamiento y el lenguaje, o ya prevalece en nosotros el instinto o la mecánica inercia? ¿Pueden influir de modo positivo aquellos que se denominan intelectuales, artistas, pensadores? Si en nuestra sociedad se ha acuñado el término influencer (y además en inglés, como si no existiera traducción en castellano) para quienes meramente satisfacen su ilusión de ser protagonistas a la vez que directores/as de su particular pantalla, o diseño de realidad, como pequeñas pantallas de una múltiple pantalla en la que no se diferencian unas de otras, ni protagonistas ni espectadores, y nada sustancial se transmite sino que se prioriza la condición de firmamento del propio ombligo, qué se puede esperar de quien utiliza el lenguaje y el pensamiento complejo en una sociedad que escasamente lo demanda porque necesita preferentemente reflejos mullidos de la propia levedad que nada influye, realmente, en la estructura de esta sociedad consumista definida por sus extensiones tecnológicas y humanas?

Pajak cita a Paul Nizon: Solo la realidad convertida en lenguaje es una realidad adquirida. Y se pregunta si las palabras, herramienta del pensamiento, consiguen moldear aunque sea la sombra de realidad, o son efímeras y perecederas por siempre jamás. ¿O será ya la realidad inevitablemente como es, más bien cautiva, embarrancada, por una construcción de realidad mullida que se ha apuntalado en estas últimas décadas, con el consumismo y la codicia como voraz virus? La realidad alrededor es un suministro funcional. Esta ideología moderna se prohíbe ser una ideología. Se esfuerza por parecer libre de todo lo que constituía una ideología, y sabe dar el pego. A fuerza de máscaras y negativas logra hacer dudar de su existencia (…) imperceptible, insidiosa, se ha colado en nuestro lenguaje, en nuestros hábitos, en nuestros juicios y en nuestra percepción de la realidad, empezando por la Historia. Sus representantes, tiranos de esta dictadura económica, no tienen un rostro definido contra el que luchar, aunque a veces se creen figuras que sirvan como distracción, o diana ilusoria, como Trump, o se creen conflictos localizados, fueran décadas atrás los nacionales, o sean los raciales o los genéricos, que sirvan de desvío de atención, para que, mientras, la estructura base de esta realidad siga indemne. De ese modo, quienes se quejan de sufrir discriminación por su condición identitaria, sea por raza o género, solo se preocupan de que puedan acceder a las posiciones de control y dominio. No se cuestiona el fundamento de esta estructura socio económica mullida

Pajak mira en el espejo de dos mentes privilegiadas, un pensador y un artista, que dominaron el lenguaje como pocos. Pero ¿qué influencia real tuvieron en el curso de la vida, en la acción, en la vida cotidiana, en concreto con respecto al afianzamiento del nazismo y el fascismo? ¿Para qué sirven los pensadores o artistas si su influencia no parece determinante, e incluso puede ser desquiciada? Walter Benjamin es el reflejo de la impotencia, y Pound del extravío. Se narra la desesperación de Benjamin los últimos meses de su vida, como una marioneta judía errante en campos de trabajo, en Francia, como una patética figura deshilachada que arrastraba sus textos como si fuera el rastro de su impotencia, del mismo modo que su cuerpo ya carecía de posibilidad de respuesta, ya al borde del colapso. Hans Sahl comentó sobre la estancia de Benjamin en el campo de trabajo voluntario en el castillo de Vernuche: Jamás el conflicto trágico entre pensamiento y acción se me ha aparecido de forma tan clara en un hombre que, como marxista, buscaba precisamente llevar a cabo su unión, como tampoco he visto nunca fracaso más doloroso de un método que, en su amable ignorancia de la vida, creía poder `cambiar’ la realidad, cuando se limitaba a interpretarla y a perseguirla cojeando. Benjamin sintió que ya su cojera era más bien parálisis y optó por el suicidio en la frontera con España. ¿Qué podemos hacer? escribía desesperado el fotógrafo de El año que vivimos peligrosamente, abrumado por la impotencia de no poder influir en los hechos, por no poder aliviar la precariedad de los desamparados.

Por su parte Pound, que expresó en 1939 que la función social de los escritores es mantener viva la lengua, para que siga siendo un instrumento precioso, quedo ofuscado por la niebla del fascismo en su cerebro. Dijo que la usura es el cáncer del mundo, y solo el bisturí del fascismo puede extirparlo. Era un reinventor de la lengua pero, según él, el fascismo era la solución. ¿De qué sirve dominar el lenguaje, como un acróbata que muestra las posibilidades flexibles del cuerpo, si su discernimiento estaba más bien nublado? Su extravío era su jaula (aunque sus barrotes del lenguaje fueran dorados). William Carlos Williams dijo: No se puede despachar a golpe de argumentos la masacre gratuita de mujeres y niños inocentes invocando la neoescolástica de un programa económico controlado. Pound llegó a decir que Hitler es una especie de Juana de Arco, un mártir que sólo ha fracasado por no seguir de cerca a Confucio. Aunque al final de sus días, como un Quijote que recuperara la consciencia, llegara a decir que yo ya no sé nada. He llegado demasiado tarde a la incertidumbre suprema. Pajak mira en ambos para encontrar reflejo en la impotencia y extravío ante este presente incierto que se desmorona, y que se puede calificar, en expresión de Benjamin, como vacío y homogéneo, aunque parezca tan confortablemente mullido.

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