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viernes, 21 de febrero de 2014

Breves notas sobre el cine de Ang Lee. Escenarios y cuerpos

La tormenta de hielo (1997) comienza con un tren detenido por esa tormenta de hielo que dificulta el tránsito. Los personajes son como pasajeros de la ausencia, que parecen varados en el desconcierto, detenidos en vías muertas, o atrapados en recorridos, en otras vías, que no son más que un espejismo de movimiento, no tan diferentes a las que han recorrido una y otra vez, ya con el automático puesto arrumbados en rituales que engañen a su vida deshabitada o, incluso, ya desprendido de él, sin saber hacia dónde dirigirse, Quizás porque no han sabido cómo articular entre ellos, ni a sí mismos, cómo se sienten, qué sienten, lo que mantienen congelado en su fuera de campo interior, ajenos a los otros. Como los que se aman durante años en Tigre y dragón (2000), y no lo expresan y lo materializan. ¿Por qué lo dilatan en el tiempo, casi como si la vida fuera más un escenario y el tiempo no transcurriera, y sus cuerpos no se deterioran?¿Por qué forcejean consigo mismos, y hacen de esa lucha un ballet ingrávido que niega la gravedad o presencia de sus cuerpos?
Los escenarios sociales tienden a crear distancias, cuando el ser humano conforma una sociedad, las aduanas y fronteras de las tradiciones y sus rígidos valores, las construcciones (artificiales) de la identidad, las que crean separaciones, rivalidades ( como la guerra de secesión que admirablemente refleja en 1999 con Cabalgar con el diablo, donde la complicidad de miradas diluye distinciones étnicas). Los dos cowboys protagonistas de Brokeback mountain (2005), restringen su amor, que les hace sentir que se elevan, a unos fugaces encuentros clandestinos durante 20 años, sobre porque todo uno de ellos forcejea consigo mismo ya que no es capaz de enfrentarse a un entorno hostil que castraría su relación ( e incluso de modo literal) por ser entre dos hombres, plegándose a una ordinaria vida que es ausencia e impostura, una representación con sus matrimonios, reflejo de una resignación que desperdicia su existencia.
Como en Deseo, peligro (2007), condicionados por ese escenario de una circunstancia que sitúa a la pareja en bandos opuestos rivales, la relación sexual, o el deseo, se convierte en un campo de batalla, un forcejeo de dominio y sumisión, en el que el sentimiento acaba confundiéndose con los límites de la representación (el papel que se interpreta por un fin).Porque las máscaras pueden devorar a la carne de los sentimientos. Es lo que está a punto de ocurrir a la pareja homosexual de El banquete de bodas (1993), cuando uno se pliega para complacer a su padres ( y a una tradición) a casarse con una mujer. En La tormenta de hielo un comic de Los 4 fantásticos se asocia como reflejo de lo que es una familia (transposición en pequeña escala de la organización social), tu antimateria, un vacio que te engulle. Por eso no es de extrañar que una película sobre un superhéroe, Hulk (2003), su conflicto se dirima sobre ese vacío, sobre una tensión que es rivalidad paterno filial, el conflicto de una distancia en la que forcejean la afirmación de unas identidades, y la búsqueda de un sentido.

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