Robert Bresson y Claude Peytou durante el rodaje de la excelsa 'Diario de un cura rural' (1950). No es de extrañar que fuera la película favorita de Tarkovski. Este conmovedor personaje pertenece a la estirpe de los de sus películas, príncipes del exilio que se esfuerzan por dotar de gracia a la vida, aunque su vida se vaya en ello.
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