Una de las cimas de la colaboración entre el compositor Richard Robbins y James Ivory fue la banda sonora para 'Lo que queda del día (2003), que me parece la obra maestra de Ivory. Acordes que son como volutas de humo, el rastro de los sueños desvanecidos entre los restos de un incendio que se extinguió invisible mientras el tiempo se fugaba, arrellanado en la inercia del diligente hábito.
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