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domingo, 3 de febrero de 2019

Welcome home

Si Como ser John Malkovich (1999), construía sus cimientos sobre Cómo ser otro (fugándose de uno mismo), y El ladrón de orquídeas sobre (el lamento de) cómo puedo ser yo (así) y Her sobre Cómo puedo conectar con el otro, cómo puedo crear una relación armónica con el otro, con el que está allá afuera (de mí), en Welcome home(2018), cortometraje promocional de Homepod, del 2018, lo hace sobre cómo puedo conectar (de nuevo) con mi impulso vital. En Her, la pantalla de la promoción de la aplicación de sistema OS lanza la pregunta a los viandantes, ¿Qué hay afuera?. Theodore (Joaquim Phoenix) necesitaba que organicen su vida, pero no cuenta con que la voz (de Scarlett Johansson) de ese sistema operativo, cual secretaria asistente, propicie otro tipo de organización, no sólo del disco duro de su ordenador sino el de sus emociones, sentimientos, entrañas, la creación de un universo aparte, encapsulado, en el que se sublima la proyección convirtiendo la materia en mera sombra: la materia del amor es una voz, voz de un sistema, ilusión de lo no perecedero. En Welcome home se realiza la pregunta, ¿Qué hay o queda adentro?. Una vida aturdida en la que se es un partícula más en una muchedumbre, una vida en tránsito que siente que ya no reside. El vagón del metro ya no se diferencia de la cuadrícula del hogar. El hogar más que una residencia es un receptáculo en el que quedar varado, como el engranaje provisionalmente detenido, en pausa, para reiniciarse de nuevo en el tránsito de la inercia. La música del impulso vital se recupera, y el escenario propio es otro, más amplio, ya no restringido ni reducido. La imaginación se despliega, como el ánimo, porque el impulso vital se siente de nuev música y danza, armonía y movimiento.

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