Después de posibilitar el placer de descubrir el cine de Mikio Naruse con 'Nubes dispersas', el próximo objetivo es hacerlo con el de Bertrand Bonello, y su magnífica 'L'apollonide, que no me cansaré de repetirlo, tiene uno de los momentos más bellos que ha deparado el cine de este siglo, al son de Las noches de blanco satén, de Moody Blues
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