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jueves, 1 de noviembre de 2012
Henry Travers, el hombre afable
'La peor recompensa para quien ha malgastado su vida es no poder morir en la cama', expresa el lúcido Baron Cesarea en una de las secuencias de 'La muerte de vacaciones' (1934), de Mitchell Leisen, ante la posibilidad de que sufran un accid
ente mortal al conducir tan temeriarmente en la noche cerrada. Lo encarna otro de los grandes secundarios estadounidense (aunque era británico), de semblante bonachón y afable, Henry Travers. Memorable como aquel ángel que ilustra al personaje de James Stewart en el pesadillesco último tramo de ¡Qué bello es vivir' (1946), de Frank Capra, cómo sería de tétrica la vida de los otros si él no hubiera existido. O como el padre aficionado, junto a su vecino (encarnado por Hume Cromyn), a especular sobre los más retorcidos, y por ello efectivos, métodos de asesinatos, en 'La sombra de una duda' (1943), de Alfred Hitchcock. O el padre de la chica de aspecto angelical pero entraña retorcida que cautiva al ex convicto que encarna Humphrey Bogart en 'El último refugio' (1941), de Raoul Walsh. No es de extrañar que fuera uno de los 'enanitos' académicos de 'Bola de fuego' (1941), de Howard Hawks. Menos conocido es su excelente interpretación como un sacerdote polaco enfreando a un resentido oficial nazi en 'None shall escape' (1944), Andre De Toth. Intervino también en 'El hombre invisible' (1933), de James Whale, 'Compás de espera' (1935), de Mitchell Leisen, 'Dodge, ciudad sin ley' (1938), de Michael Curtiz, 'El explorador perdido' (1939), de Henry King, 'Una nueva primavera' (1940), de Gregory La Cava, 'La señora Miniver' (1942), de William Wyler, 'Niebla en el pasado' (1942) y 'Madame Curie' (1943), ambas de Mervyn LeRoy, 'Las campanas de Santa María' (1945), de Leo McCarey o 'El despertar (1946), de Clarence Brown. Su última aparición fue en 'The girl from Jones beach' (1949), de Peter Godfrey. Falleció en 1965, con 91 años.
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