Translate

miércoles, 8 de enero de 2025

La mitad de Ana

 

En La mitad de Ana (2024), de Marta Nieto, Sonia (Noa Álvarez), la hija de doce años de Ana (Ana Nieto), pasa por un periodo delicado por su necesidad de definirse más como chico que como chica, lo que le causa, por ejemplo, conflictos urinarios. En su indumentaria y corte de pelo, en los compañeros de deportes con quienes quiere participar, se siente chico, pero parece que es una decisión que puede colisionar por cómo están compartimentadas las identidades, por encima de cómo una se siente. Entre lo que quiere ser y lo que se le demanda ser, cual inercia, hay un desajuste. Pero no es su conflicto el central de esta excelente opera prima de la hasta ahora actriz. De hecho, es un conflicto que cuando se confronta dispondrá de una pronta solución desdramatizada, aceptada por el entorno. Ejerce más bien de contrapunto del conflicto aletargado de su madre. Es ella la que se encuentra en un periodo de indefinición de su vida. En una de las primeras secuencias una experta en arte comenta sobre dos pinturas, una en la que una mujer mira a través de una ventana, y otra de singular condición en las que las coordenadas de representación de la realidad no son las convencionales. Ambas pinturas se encuentran en la sala en la que Ana realiza su trabajo de vigilancia de sala. Ambas pinturas representan su yo y la realidad. De hecho, la pintura, en varias ocasiones, parecerá modificarse, animarse, en correspondencia con acontecimientos de su vida.

Sonia puede ser la mitad de Ana, pero el hecho irrefutable es que Ana vive a medias su vida. Estudió Bellas artes, pero parece haberse resignado a convertirse en mera vigilante de sala de un museo, como también ser mera espectadora que deja pasar la vida, o que no sabe resolver circunstancias de su vida afectiva. En suma, su relación con la realidad es desajustada. Se suman las colisiones con quienes conforman su entorno afectivo, sea su marido, (Nahuel Pérez Biscayart), del que se separó, y que ahora vive, con otra mujer con la que mantiene relación, en otra ciudad. Las discrepancias sobre la educación de su hija, o cómo tratar su conflicto, se incrementan, y ella teme perderla. Pero no son las únicas colisiones, como también ocurre con cuestionamientos de familiares o amistades. Ana parece embarrancada, y en precipitación, como si fuera perdiendo puntos de apoyo en su relación con su realidad, como si esta se fuera desajustando progresivamente, como las coordenadas de esa pintura, en la que todo parece sin un centro de gravedad, una realidad en la que las piezas estuvieran desestabilizadas.

En cierta secuencia, unos niños realizan sus observaciones, o interpretaciones, sobre esa singular pintura. Precisamente, Ana apuntará que también hay que tener en consideración lo que no se ve en la pintura, lo que hay atrás. Como ella, irá asumiendo, debe reiniciar su propia vida, generar un nuevo escenario acorde a sus deseos y aspiraciones, en vez de dejarse aletargar por una inercia que implica asunción de que, si perdiera ese empleo, su dirección sería el mismo carril, con oposiciones a puestos de vigilantes, en vez de considerar que sí sea posible conseguir un trabajo en lo que le entusiasma, la pintura, aunque sea como profesora de arte. Las realidades posibles no son solo están relacionadas con las que parecen propicias, a primera vista, sino que pueden ser las que por las circunstancias pueden parecer más complicadas. Quizá es cuestión de intervenir en la realidad. En la narración es frecuente el uso con desenfoques, como expresión de esa circunstancia de indefinición y confusión vital en la que se encuentra Ana. De la misma manera que su hija, con determinación, en vez de plegarse a lo que un entorno indica que debe ser se decide a expresar a ese entorno cómo quiere ser, de acuerdo a cómo se siente, Ana logrará enfrentarse a su atasco personal y mirará en los ángulos que parecían ciegos para a través de ellos generar unas nuevas coordenadas de su propia realidad de acuerdo a su voluntad, aspiraciones y deseos. Ambas pintarán la realidad de acuerdo a su propio yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario