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miércoles, 17 de mayo de 2017

Un asunto de mujeres

Durante la ocupación alemana de Francia, el régimen francés autoritario de Vichy, liderado por el mariscal Petain, y con notable influencia del conservadurismo católico, redujo las opciones de independencia de la mujer, y remarcó como su primordial función la maternidad. En una secuencia de 'Asunto de mujeres' (Une affaire de femmes, 1988), de Claude Chabrol, Marie (Isabelle Huppert) le replica a su marido Paul (Francois Cluzet), tras que este haya retornado del campo de prisioneros donde había permanecido recluido para realizar trabajos forzados (usados como rehenes por los alemanes para que el ejercito francés no se armara), que para él ella sólo es un coño, cuando se niega una vez más a tener sexo con él. Un coño reporta placer. Un coño procrea. Entremedias, queda cautiva como rehén la voluntad de la mujer. Marie se resiste a ser un mero coño. Ya tiene dos hijos, y no quiere convertirse en otra mujer que únicamente suministra bebés. Marie renunció a su sueño, ser cantante, para permanecer cautiva en una vida sacrificada en la que meramente ejerce de coño que da placer y coño que pare. Por eso decide rebelarse,y opta por gestionar su vida de acuerdo a lo que su voluntad designa.
En una conversación con su amiga Lulu (Marie Trintignant), prostituta, asume que el modo de lograrlo es mediante la infracción (de la ley) y la transgresión (de la moral predominante). El azar propicia que ayude a una vecina a realizar un aborto, lo que conllevara que otras mujeres soliciten su asistencia. Por tanto, Marie establecerá un servicio que interrumpe el proceso de anulación y opresión de la voluntad femenina. Además, ya que, como esposas, tienen que convertirse en el coño que reporte placer sin que redunde en satisfacciones para ellas, ya que su función posterior es ocuparse del resultado que brote de ese placer, decide añadir un negocio suplementario en la nueva casa que se compra (dado como mejora su economía): un servicio de prostitutas, con su amiga Lulu, para después ampliar el servicio con otra amiga de esta. En este caso, el placer que reporta un coño implica una remuneración. Se establece un intercambio en el que ambas partes disfrutan de un beneficio, no como en el régimen autoritario de un matrimonio en el que el beneficio es unidireccional.
Por otra parte, Marie no sólo se niega a tener sexo con su marido por negarse a convertirse en un mero orificio funcional en su doble vertiente de entrada y salida sino porque, como le dice abiertamente, no le ama. Muchas relaciones se conforman de acuerdo a la limitación o restricción de vida social y el ámbito de opciones. Pero si se amplia, se da la posibilidad de que se pueda elegir a quien realmente se desea, no resignarse a aquel con el que ha de conformarse. Marie se siente atraída por alguien más joven, Lucien (Nils Tavernier), un colaboracionista, y establece una relación con él. Marie disfruta de una realidad en la que se amplifican sus opciones y posibilidades, una realidad que siente que controla y rige, y que incluso puede ampliar como si fuera un régimen de realidad que carece de limitaciones para reportarle beneficios. Aunque, por un lado, también tiene que confrontarse a las posibles consecuencias trágicas de su labor, que no tiene que ver necesariamente con su negligencia, sino con la que manera de llevar la convalecencia la mujer que ha tenido un aborto. En un caso concreto, la mujer, madre de seis hijos fallece, aunque quede difusa cuál es la causa. Pero la tragedia se incrementa con el hecho de que el padre decida suicidarse.
Y, por otro, Marie debe confrontar, o más bien sufrir, la injerencia de las voluntades ajenas, el resentimiento de quien no acepta su felicidad, porque siente que le deja fuera de ese escenario, como es el caso de su marido, Paul, quien opta por denunciar sus actividades a las autoridades. La voluntad de un hombre, a la que Marie decidió no plegarse ni subordinarse, será la que no acepte su posición relegada ni subordinada, y decida restituir, como delegación del propio régimen autoritario existente, la posición asignada en el escenario social a mujeres y hombres. El estilo de Chabrol durante el curso de la narración es preciso y sintético, con secuencias cortas, que en bastantes casos transmiten la sensación de que no concluyen, como un escenario que se abre y modifica y reconfigura, como es el caso de la realidad de Marie, por la aplicación y designio de su voluntad. En las secuencias finales, relacionadas con su estancia en prisión y con su juicio, esa concisión se torna afilada como la guillotina que seccionará la voluntad infractora y disidente. Marie soñaba con ser cantante, y poco antes de ser detenida una profesora de música había ratificado su talento. Pero su voz fue truncada. Como no importaba a ese régimen autoritario (regido por hombres) las voces y las voluntades de las mujeres. Debían cercenar esa voluntad transgresora para, según ellos, reforzar la moral de un país ocupado, y así las mujeres continuaran siendo únicamente coños que reporten placer y, sobre todo, coños que procreen.

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