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martes, 17 de mayo de 2011
Días de gloria
'Días de gloria' (1944), es otro canto elegíaco al pueblo ruso, o a su resistencia ante los invasores alemanes (en este caso los guerrilleros en los bosques), como lo había sido la muy sugerente 'North star' (1943), de Lewis Milestone, en unos tiempos, en pleno conflicto bélico, en los que los rusos ( o en un sentido más amplio, los comunistas) eran aliados y no el enemigo acérrimo en que se convertiría en las siguientes décadas. Si la obra de Milestone constituía su cuerpo dramático (turbio y cruento) en la violentación de una armonía por la irrupción del cruento ejercito alemán, Tourneur tiñe de sombras la elegía con un debate que es escisión, entre la distancia y la proximidad, entra la necesidad (la de tomar distancia para matar al enemgigo) que puede implicar el entumecimiento de la sensibilidad, y la satisfacción o dolor en el acto de la destrucción. Ese recorrido narrativo ejemplificado en uno de los planos iniciales, el soldado alemán en su moto, encuadrado a través del punto de mira de un fusil,y el primer plano que cierra la batalla final del tanque abalanzándose sobre los supervivientes guerrilleros. Es la irrupción de un 'cuerpo extraño' entre los guerrilleros lo que impulsará ese tenso debate, el de Nina (Tamara Toumanova), una bailarina, que se siente incapaz de matar (aparte, lo que abunda en su 'separación' del resto, ni sabe cocinar, o realizar otras tareas domésticas, como se supone en cualquier mujer).
En el movedizo territorio del cine de Tourneur, los posicionamientos prontamente se desestabilizan. Por un lado, tras que hayan capturado a un soldado alemán (que entró en el refugio, precisamente, cuando Nina realizaba como muestra uno de sus bailes; es decir, la cruda realidad quiebra la expresión de una sensibilidad que no tiene cabida, que es ajena a la guerra) Nina se encontrará en la disyuntiva, al intentar fugarse el soldado, de disparar sobre él (la que se veía, en la distancia de pensar en matar, incapaz de hacerlo, enfrentada a la tesitura real, a la proximidad, reacciona haciéndolo). Pero no hay en ella satisfacción u orgullo por haberlo hecho, aun cuando hubiera necesidad, lo que determina su cuestionamiento de la actitud del lider del grupo, Vladimir (Gregory Peck), del que se enamora, pero en quien ve, en su mirada, un asomo de placer en matar o destruir. Es muy bello ese momento en el bosque, ambos entregados a su amor, como si estuvieran fuera de la realidad (de la guerra) y él relata cómo en el pasado tuvo que destruir un embalse en el que había colaborado en su destrucción, y cómo seguir destruyendo se había convertido en una forma de narcotizar, de contrarrestar, la tristeza o frustración de haber tenido que destruir algo que había construido. Es decir, Vladimir, por su lado, gracias a Nina despierta su sensibilidad entumecida. Ambos se enfrentan al cuestionamiento de sus propias actitudes, y crean un espacio intermedio de construcción, el de su amor.
Aunque quizá no esté a la altura de las grandes obras de Tourneur, no faltan excelentes secuencias, como la del canto que comparten los compañeros en las secuencias iniciales; la lectura de la obra de Lermontov, por parte del profesor Semyon (Lowell Gilmore), que crispa el ambiente (los celos del joven Sasha, enamorado también de Nina); la muerte de Yelena por el disparo de un francotirador alemán cuando a caballo se dirigía a enviar un mensaje ( era ella la que había realizado el disparo como francotiradora al inicio); el plano, en un paisaje brumoso, de Nina y Sasha caminando para llevar el citado mensaje; el ahorcamiento de Sasha por los alemanes ( con un admirable empleo del fuera de campo, y el plano de reacción, doliente, de Vladimir) o la intensidad y concisión del enfrentamiento final entre guerrilleros y los tanques alemanes, moles sin rostro a los que se enfrentan con su resistente sentido de unión. La proximidad (el compañerismo que es construcción) frente a la distancia (la ajenidad del impulso ciego de destrucción).
'Días de gloria' (Days of glory, 1944), es una notable obra de Jacques Tourneur. Planteada como un canto al coraje de la resistencia rusa frente al invasor alemán, se complejiza al incidir en cómo se vive el hecho de matar, en los claroscuros donde los posicionamientos morales o de necesidad se desestabilizan, en donde la sensibilidad puede paralizar o entumecerse, cuando la destrucción prima sobre la construcción. El proyecto fue impulsado por Casey Robinson, que también escribe el guión (según un argumento de Melchor Lengyel, cuyas historias fueron base de otras obras como 'Ninothcka' o 'Ser o no ser', ambas de Ernst Lubitsch ), y que, en su primera producción, decidió apostar por interpretes desconocidos, entre ellos Gregory Peck en su primer papel protagonista. La excelente dirección fotográfica es de Tony Gaudio.
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