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martes, 27 de febrero de 2018
Cuerpo y alma
'Cuerpo y alma' (Body and soul, 1947), de Robert Rossen, con guión de Abraham Polonsky, nos presenta a un personaje debatido en las agitaciones de un dilema vital. Un hermoso travelling, con grúa, nos muestra un cuadrilátero, en un jardín, con sombras que parece que pesan, desplazándose la cámara hasta un primer plano de Charlie (John Garfield), quien sufre unas inquietantes pesadillas que nublan su sueño, y su conciencia, como sabremos en la siguiente secuencia, en esta noche previa a un importante combate. En el cuadrilátero de su mente tiene lugar un desesperado combate. Sus componentes serán evidenciados, cuando regrese al barrio de su infancia, y hable con su madre, (Anne Revere), y la mujer que ama, Peg (Lili Palmer), que ahora está viviendo con ella. En sus rostros se percibe la pesadumbre tanto de la decepción como del desgarro entre el afecto y el rechazo: Una y otra no comparten la actitud de Charlie, para quien el dinero, por encima de otra consideración, es la llave de acceso a ese espejismo de libertad en el que no dependerá de nadie. Cree que superará las limitaciones que vivió en su infancia, por el pequeño negocio de sus padres, y que, por el dinero que ganará por aceptar perder en el combate por el título, también se librará del mafioso, Roberts (Lloyd Gough) que le ha condicionado, se ha impuesto, con persuasiva presión, para que pierda. Tumbado en su vestuario, minutos antes de empezar el combate, con la cámara realizando un movimiento contrario al inicial, del primer plano al general en picad, evoca el trayecto desde que era un joven que soñaba hasta que se convirtió en alguien que perdió el brillo de su mirada, como su mismo cabello se surcó con canas.
El desarrollo de la mayor parte de la película tendrá lugar a través del extenso flashback que nos narrará su proceso de ascensión desde la pobreza. Charlie no tiene la soberbia de Midge (Kirk Douglas) en 'El idólo de barro' (1949), de Mark Robson, que también narra el ascenso al éxíto de un púgil; es más simple y llano, y su orgullo es más infantil, menos acerado, y el ring también lo ve como la posibilidad de superar esa precariedad con la que convivió en sus primeros años, pero ya no sólo por sí mismo, sino por su madre también, sobre todo, después de que su padre haya muerto en su tienda debido a una explosión provocada por una de las mafias de la zona. Si los contrapuntos sentimentales de Midge, las mujeres de su vida, para él no tenían mayor influencia más allá del interés puntual, o viéndolas incluso como posibles 'rivales' que se quieren aprovechar de él, incapaz en su ceguera de ver lo que sienten por él, en 'Cuerpo y alma' Charlie tiene un importante contrapunto en la mujer que ama, Peg (Lili Palmer), intelectual y artista, pintora, de mirada lúcida, aguda y serena: un gran personaje que borda la actriz, y que es antecedente del que interpreta Piper Laurie en 'El buscavidas' (1961); aunque Peg es más equilibrada, sin la frágil vulnerabilidad del personaje de Laurie. En sus primeras citas de noviazgo, Charlie señala que ante todo quiere convertirse en un hombre de éxito, pero ella corrige: le importa que los demás piensen que es un hombre de éxito. Esa dependencia de lo que los otros piensen de él, como le consideren, será su particular trampa de arena. Le perderá esa necesidad de proyectar una imagen de éxito, con los componentes de atrezzo que lo representan, los lujos de las posesiones, los ambientes y las compañías que frecuentar.
Charlie perderá el rumbo cuando se deja llevar por las tentaciones del éxito, lo que implica disponer de todo lo que desea, incluidas otras mujeres, como Alice (Hazel Brooks) y, claro, hacer concesiones a los intereses de la mafia que domina el boxeo. Supeditarse a sus intereses conlleva sacrificar a quienes ama. Ya sea a su mejor amigo y asistente Shorty (Joseph Pevney), que tanto hizo por él desde un principio (consiguiéndole su primera oportunidad, con la provocación escénica en un bar a otro joven púgil para que Charlie demuestre sus cualidades frente al que, desde ese instante, será su entrenador). A Peg, cuya perspicaz sensatez no es muy 'conveniente' para los intereses sin escrúpulos que pueden llevar al éxito; por eso Shorty insistirá a Peg en que consiga que Charle le proponga ya matrimonio; pero las propuestas de Roberts, antecedente del gran personaje de George C Scott, en 'El buscavidas', ganará por la mano a los aspectos sentimentales, por lo que Charlie pospondrá la boda.
O a, sobre todo, el detonante de ese dilema en el que está sumido al principio de la película, ya que se siente responsable de la muerte de su ayudante, Ben (Canada Lee), otro ex boxeador a quienes los golpes (y en particular los de Charlie, cuando le arrebató el título) habían afectado crónicamente a su cerebro. Su muerte, su colapso cerebral, precisamente, tiene lugar cuando, frente a la pasividad de Charlie, se enfrenta a Roberts, como desesperado intento de persuasión para que Charlie no se pliegue a sus imposiciones, esto es, que pierda el combate para enriquecerse con las apuestas ya que la mayoría de la gente apostará por Charlie, y opte por la honestidad. Muere sobre el cuadrilátero, como quien impotente ya lucha contra su desesperación.
Son excelentes las secuencias del combate final (los combates los rodó el gran director de fotografía James Wong Howe con patines, logrando dar esa inmediatez y urgencia a las secuencias, de las que tomaría buena nota Scorsese) . Será precisamente sobre el cuadrilátero, al tomar consciencia que ni siquiera respetan que pueda aguantar hasta el último asalto para perder por puntos, sino que ordenan al otro púgil que le noquee en el asalto treceavo, cuando Charlie reaccione, y recupere su autoestima, y su conciencia, o consciencia, casi se puede decir, afirmándose en lo que de verdad es más importante para él, su honestidad e integridad, y su amor por Peg y su madre, que se habían alejado de él por haber perdido el rumbo 'moral'. Decidirá no plegarse a lo que el mafioso le exige, y junto a Peg, despreciará incluso sus amenazas, afirmado en su honestidad. Rossen hubiera preferido terminar con otro final, que también se filmó, en el que Charlie recibe una paliza que determina su muerte, y acaba con su cabeza dentro de un cubo de basura. Quizás más realista, en la línea del final de 'Nadie puede vencerme' (1949), de Robert Wise, (en donde Stoker es apalizado por también no plegarse al tongo, y ganar el combate, aunque en su caso no acabe muerto), pero se prefirió este final más voluntarioso y positivo, donde el afán de superación logra, sin perder la integridad ni la nobleza, dar sus frutos. Dos opciones de conclusión, dos perspectivas distintas.
Dos singularidades de esta película. Varios de sus componentes, el guionista Abraham Polonsky, los actores John Garfield, Ann Revere, Lloyd Gough, Canada Lee, Art Smith, Shimen Ruski, el productor Bob Roberts, el director Robert Rossen y, en menor medida, el director de fotografía James Wong Howe, fueron objetivo de la caza de brujas del Comité de Actividades antiamericanas. Algunos incluso fueron incluidos en la lista negra que impedía que fueran contratados. Polonsky (cuyo guión fue nominado en los Oscar) se negó a testificar. Utilizó seudónimo en los guiones que firmó hasta 1968, cuando fue acreditado de nuevo en 'Brigada homicida', de Don Siegel. Como director no reincidiría hasta 1969. Parecido caso el de Anne Revere, que tampoco quiso testificar. No intervino en ninguna película hasta 1970, en 'Dime que me amas,Junie Moon', de Otto Preminger. Lloyd Gough al ser incluido en la lista negra no intervino en ninguna película desde 1952 ( en 'Encubridora', de Fritz Lang, su nombre fuera quitado de los créditos), hasta 1967, en 'Hampa dorada', de Gordon Douglas. Art Smith, que interpreta al padre de Charlie, no trabajó más en el cine, a no ser alguna intervención sin acreditar como, de nuevo, con Rossen, en 'El buscavidas' (1962). Shimen Ruskin fue incluido en la lista negra tras ser nombrado por Lee J Cobb, en 1952 y no volvería a participar en una película hasta 'Los productores' (1967), de Mel Brooks. Canada Lee, tras ser incluido en la lista negra, murió de un ataque al corazón, con 45 años, antes de testificar ante el Comité. Garfield, aunque negara su afiliación comunista, fue incluido en la lista negra por negarse a dar nombres. Murió de un ataque al corazón,con 39, por causa del estrés, en 1952.
La otra peculiaridad. Trece integrantes del reparto o equipo técnico ya habían sido o se convertirían en directores: los actores William Conrad (cuatro largometrajes en los 60 y más de una veintena de episodios de diversas series, sobre todo durante esa década), Joseph Pevney ( durante los 50 de cine, entre otras, El último torpedo, 1959, y ya desde los 60 sobre todo televisión), Sid Melton (un par de películas), y George Tyne (de televisión, entre los 60 y 70). El guionista, Polonsky, los dos montadores, que recibieron un Oscar, Francis D Lyon (35 entre cine y televisión) y Robert Parrish (un cineasta a reivindicar), el asistente de dirección, Robert Aldrich (entre su obra destacaría particularmente Comando en el Mar de la China, La venganza de Ulzana, El vuelo de Fénix, El beso mortal y La banda de los Grissom), el director de fotografía, Wong Howe (tres largometrajes, un documental y tres episodios televisivo en los primeros 60), el director de montaje, Gunther V Fritsch (El regreso de la mujer pantera, 1944, y algo de televisión, cortos y documentales), el director artístico, Nathan Juran (entre otras, Simbad y la princesa, 1958), el supervisor de script, Don Weis (135 entre cine y televisión, como 'Critic's choice, con Bob Hope), así como el decorador, Edward G Boyle lo había hecho en la era silente.
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