Parte de la magia de aquellos tiempos de la era dorada del western, entre los 50 y los 60, se mantiene como huella indeleble que nos transporta a otro tiempo ( y no sólo es el del pasado) a través de las canciones que caracterizaban a algunos de ellos, como es el caso de la compuesta por Lester Lee y Ned Washington para uno de los grandes westerns de Anthony Mann, 'EL hombre de Laramie' (1955).
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