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viernes, 7 de agosto de 2015
The bespoke overcoat
Si no puedes disponer de un capote hecho a medida ¿quién eres? Probablemente, nada, no eres alguien importante, eres una copia de otros muchos. Es como si no pudieras disponer de una vida a medida, sino vivir subordinado a la voluntad de otros, los que imponen las medidas. El capote hecho a medida es la traducción de 'The bespoke overcoat' (1957), de Jack Clayton, que ganó el Oscar al mejor cortometraje en 1956, adaptación de una obra de de Wolf Mankowitz estrenada en 1953 que a su vez se basa en el relato de Nikolai Gogol, 'El capote'. En la obra de Gogol el protagonista es un copista, alguien que hace copias y es una copia de otros muchos oficinistas o personajes irrelevantes que cumplen el cometido que les indican sin rechistar. Incluso su nombre es el de su padre. Su capote ajado refleja esa vida de desgaste cuya finalidad parece el mero desgaste. El sastre le indica que no hay manera de que se pueda arreglar, lo que implica que quede expuesto al frío, incrementada su intemperie vital. La única opción es comprar uno nuevo, pero cuando lo consigue, cuando por unos momentos se siente especial, singular, con su esplendoroso capote, es asaltado en la calle, y sustraído su capote. Y el hombre importante que representa la ley muestra su indiferencia ante su suerte. Y el copista, sin ya mínima protección, se desvanece, y muere, y se convierte en un fantasma que retorna para exigir justicia frente al arrogante que se siente importante y muestra indiferencia por la suerte de los otros, la de aquellos seres indiferenciados en una masa de capotes andrajosos.
'El capote' ha tenido varias adaptaciones, 'El alcalde, el escribano y su abrigo' (Il cappotto, 1952), de Alberto Lattuada, y 'El capote' (Shinel, 1960), de Aleksei Batalov. La adaptación teatral de Mankowitz, y el cortometraje de Clayton, trasladan la acción de Rusia al West End londinense, y se centra en la relación de amistad, en la alianza, entre el oficinista Fender (Alfie Bass) y el sastre Morrie (David Kossof). Dos figuras en los márgenes, dos solitarios, un fantasma y otro que es un fantasma en vida como lo era el copista cuando vivía. En este caso, Fender no puede lograr comprar el capote porque su jefe en el almacén de ropa, Ranting (Alan Tilvern), le despide tras que Fender se atreva a pedirle un aumento de sueldo. La alianza entre Fender y Morrie es la alianza de los desposeidos, el gesto de sublevación reflejado en el robo de otro capote en el almacén. El fantasma puede desaparecer en la oscuridad con el fetiche de una justicia poética, pero la mirada de Morrie sigue siendo la mirada del desamparado que mira a través de los barrotes de su tienda en un sótano cómo la vida prosigue dejando un reguero de fantasmas bajo sus indiferentes ruedas.
'Un lugar en la cumbre' (1959), el primer largometraje de Clayton precisamente se centrará en un joven que quiere abandonar esa tristeza de calles deslustradas, de piedra rebosante de lamentos, privaciones y vidas grises, alguien que no dudará en desprenderse de su dignidad para alcanzar un lugar en la cumbre, ese espacio opuesto al sótano desde el que mira en el plano final el sastre. Su propósito es alcanzar esa posición en la que se desvanecen las preocupaciones, aunque la irrupción de escrúpulos que creía adormilados le conviertan en un espectro doliente en vida que no podrá gozar de su privilegiada posición alcanzada. También Gatsby hará uso de cualquier medio para alcanzar las cumbres de la posición económica privilegiada, en 'El gran Gatsby' (1973), aunque para él sea un medio para conseguir a la mujer que ama desde años atrás, con la que le separaba una diferencia de posición social. Un sueño que no deja de ser un fantasma, que hace que él se convierta en un fantasma que busca el fantasma de un sueño. Fantasmas son los que proyecta la institutriz en 'Suspense' (1961), los fantasmas de su deseo reprimido. En 'El carnaval de las tinieblas', seres siniestros que viajan con el circo son los fantasmas de la lucha interior en un niño que no logra afrontar que su padre sea demasiado viejo y carezca del vigor viril necesario. Los fantasmas de una falta, de unas carencias, de una prisión interior. El corto de Jack Clayton aprieta y encoge las entrañas, y anuncia una breve y poderosa filmografía de luces y sombras que pesan y se arrastran desde los personajes.
En la red se pueden encontrar subtitulos en castellano.
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