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miércoles, 26 de agosto de 2015
12 películas de Sean Connery, un escocés extraordinario
Sean Connery cumplió ayer 85 años. Este amante del golf o del futbol, que estuvo a punto de ser fichado por el Manchester United, y que no ceja en abogar por la independencia de su país, Escocia, se retiró del cine en el 2003 tras protagonizar en 'La liga de los hombres extraordinarios' a Allan Quatermain, un personaje que condensaba y rubricaba su status de hombre de acción con la sabiduría de quien pertenece a tiempos ya no pasados sino míticos. Aunque para muchos es el genuino James Bond, o al que no ha hecho sombra ninguno de los actores que lo han interpretado posteriormente (pese a que Daniel Craig le ha dado una complejidad de la que carecía hasta ahora, lo que ha elevado considerablemente el nivel cualitativo de la franquicia), consiguió no quedar constreñido por ese icono, aunque en su trayectoria, hasta finales de los ochenta, no abundaran los éxitos de taquilla fuera de la saga de James Bond. Sí demostró una capacidad de riesgo y el ímpetu de probarse y de apostar por proyectos incómodos y ásperos, como algunas de sus colaboraciones con Sidney Lumet, pese a que no encontraran el refrendo del público. Como homenaje repasamos su filmografía, y destacamos algunas de sus mejores obras y algunos de sus papeles más icónicos.
'Ruta infernal'
Hubo un Connery previo a su consagración como James Bond, que trabajó en el teatro desde 1953, y realizó algunas intervenciones en producciones televisivas. Tras contratar a un agente consiguió en 1957 sus primeros papeles acreditados en el cine, secundarios, aunque en poco tiempo ya interpretaba a personajes principales, como en 'Bruma de inquietud' (1958), de Terence Young, junto a Lana Turner, a cuyo marido entonces, el gangster Johnny Stompanato, sacudió bien cuando, a causa de sus celos, le amenazó. Pero por encima de 'Darby O'Gill y los duendes'. 'La gran aventura de Tarzan' u 'Operación Snafu', destaca la excelente 'Ruta infernal' (1957), de Cy Endfield, en la que Connery es uno de los camioneros que compiten para ver quién realiza más viajes cada día lo que implica conducir a toda pastilla por estrechas carreteras, y la práctica de tácticas un tanto sucias para eliminar competencia.
'Agente 007 contra el Dr No'
El salto a la fama fue de rebote, gracias, como en tantas otras ocasiones, a los azares o por aprovechar las negativas de quienes después se arrepienten de sus decisiones. Los productores Albert Broccoli y Albert Saltzaman ofrecieron interpretar James Bond a Cary Grant, pero no quería comprometerse a interpretar más de una vez al personaje. Richard Johnson, que declaró ser la primera opción del director, Terence Young, lo rechazó porque tenía contrato con la MGM. Patrick McGoohan, que acababa de encarnar a un espía en la serie 'Danger man', luego célebre por la serie 'El prisionero', lo desestimó por cuestiones morales. Realizaron un concurso para encontrar a James Bond y entre los seis finalistas fue ganador el modelo Peter Anthony, pero no disponía de las suficientes capacidades interpretativas. Connery se presentó desaliñado a la entrevista con Broccoli y Saltzman, pero lo compensó cuando adoptó una actitud de macho despreocupado. Tras ser elegido y contratado para cinco películas, Young le introdujo en los ambientes de lujo y modeló al actor, refinando su modo de caminar, hablar e incluso comer, para crear el tipo agudo, sofisticado y sobre todo indiferente que era Bond. El autor, Ian Fleming, quien consideraba que no se ajustaba a su idea del personaje, quedó tan admirado tras verle en pantalla que reajustó las características de Bond en las siguientes obras que escribió.
'Marnie, la ladrona'
Aunque no encajaba con la caracterización de 'aristócrata americano' con la que había concebido al personaje, Hitchcock quedó impresionado con el poderoso carisma sexual de Connery en las imágenes que le permitieron ver de 'Agente 007 contra el Dr. No', que aún no se había estrenado. Esa arrolladora e imponente sexualidad viril contrastaba de modo magnífico con la reticente resistencia del personaje femenino, como el tronco del árbol que rompe el ventanal en la secuencia de la tormenta. Al fin y al cabo, hay dos ladrones en la magistral 'Marnie, la ladrona' (1964)
'La colina'
La fama que le proporcionó el personaje de James Bond facilitaba a Connery la posibilidad de involucrarse en proyectos más arriesgados comercialmente, pero más satisfactorios creativamente. Por ejemplo, sin su implicación hubiera sido complicado realizar el extraordinario y descarnado drama carcelario, en ambiente militar, 'La colina' (The hill, 1965), de Sidney Lumet, la primera colaboración de cinco ('Supergolpe en Manhattan', 'La ofensa', 'Asesinato en el Orient Express' y 'Negocios de familia') con uno de los cineastas que más admiraba entre aquellos con los que trabajó.
'Odio en las entrañas'
En esta magnífica exploración de las figuras del Héroe y el Traidor a través de las luchas de los mineros por sus derechos, incluso con medios violentos como el grupo de mineros galeses The Molly McGuires, 'Odio en las entrañas' (1970), de Martin Ritt, Connery proporcionó una de sus más poderosas y complejas interpretaciones, pero a la vez demostró que, fuera de las producciones de James Bond, era veneno para la taquilla. Fue un fracaso comercial que determinó que Connery no recuperara de nuevo hasta mediados de los ochenta la condición de superestrella, pese algún efímero fulgor como 'El hombre que no quería reinar' (1975), de John Huston, junto a su gran amigo desde 1954, Michael Caine. A su compañero de reparto, Richard Harris, con el que comenzaría un gran amistad, no le fueron tan bien las cosas y su estrella declinó gradualmente, hasta que recuperaría el prestigio, ya más bien como secundario, en los noventa.
'La ofensa'
Probablemente, la interpretación más sobrecogedora de Sean Connery. Otro proyecto que pudo realizar porque entre las clausulas del contrato para interpretar a James Bond en 'Diamantes para la eternidad' (1971), constaba que podría interpretar dos producciones a elegir que no costaran más de dos millones de dolares. Con la segunda, una nueva adaptación de 'Macbeth', pretendía estrenarse como director, pero el fracaso en taquilla de 'La ofensa' (1972), de Sidney Lumet, y que Polanski se le adelantara con su descafeinada versión, imposibilitó esa opción. De todos modos, con 'La ofensa', rodada en Inglaterra, queda una de las mejores obras de la década (y de la historia del cine), un sombrío y desolador retrato de la vida policial a través de un hombre que pierde la cabeza porque no puede resistir ser testigo de tanta miseria, crueldad y dolor.
'El hombre que pudo reinar'
Una de sus interpretaciones más recordadas, que se convirtió en icónica, y una película muy admirada que adquirió el rango de obra de culto como modelo de vitalista película de aventuras, aunque realmente se sostiene gracias al carisma y talento interpretativo de Connery y Michael Caine, porque la película adolece del desvaído dinamismo narrativo que lastra buena parte de la filmografía de John Huston. Este quería realizar este proyecto desde los cincuenta, con Humphrey Bogart y Clark Gable, y después con Burt Lancaster y Kirk Douglas, y más tarde, Robert Redford y Paul Newman, quien parece que fue quien sugirió a Connery y Michael Caine. Connery ya mostraba la prominente calva que había disimulado durante una década, ya que coronaba su cabeza desde los 21 años.
Robin y Marian
En principio, los productores habían pensado en Albert Finney para interpretar a Robin Hood y a Connery como Little John, el acabaría siendo interpretado por Nicol Williamson. Esta melancólica obra, quizá la más apreciable de Richard Lester, se beneficia sobremanera de la labor de sus actores. De Connery, que creó al más recordable, y entrañable, Robin Hood que ha dado el cine, con sus achaques de cuarentón y su amor duradero pese a la larga separación, de Audrey Hepburn, que no actuaba desde hacía nueve años, de Robert Shaw como el Sherif de Nothingham, con quien Connery se enfrentaba en 'James Bond contra Goldfinger', o Richard Harris, que realiza un cameo como un mezquino rey Arturo como favor a su amigo Connery..
'Atmósfera cero'
'Atmósfera cero' (1981), la mejor obra de Peter Hyams, es un western espacial. Una versión, más lograda, de 'Solo ante el peligro' (1952), de Fred Zinneman. Connery logró imprimir con rotundidad la firmeza del personaje íntegro que se enfrenta a la corrupción de la empresa minera en la Estación espacial, la cual recurrirá a unos asesinos a sueldo para eliminar al incordiante sheriff. Con Hyams, Connery volvería a trabajar en la menos estimulante 'Más fuerte que el odio' (1988), que explotaba el éxito en la década de los ochenta de las buddy movies, los thrillers con pareja protagonista contrastada (Límite: 48 horas o 'Arma letal') y que sería la ecuación también de la posterior 'Sol naciente' (1993), de Philip Kauffman.
'Objetivo mortal'
Un gran fracaso comercial de una película visionaria. 'Objetivo mortal' (1982), de Richard Brooks, en la que Connery interpreta (en su variante personajes con peluquín) a un reportero que puede parecer cínico por su consciencia del impacto de las imágenes para la consecución de una mayor audiencia, pero más bien es escéptico, porque no ceja en su propósito de desentrañar la verdad, o lo real, sobre las estratagemas y manipulaciones de gobierno estadounidense con respecto al conflicto petrolífero con Oriente medio (incluída, bombas en rascacielos del propio país para achacárselas a terroristas).
'El nombre de la rosa'
Connery se recuperó del declive de su carrera, sobre todo en el último lustro, gracias a su celebrada interpretación en 'El nombre de la rosa' (1986), de Jean Jacques Annaud, que le proporcionó el premio al mejor actor en la Academia británica. Muchos actores fueron considerados antes que Connery para interpretar a William de Baskerville, caso de Robert De Niro, que quería un duelo de espadas, Jack Nicholson, Max Von Sydow, Michael Caine, Richard Harris, Albert Finney, Marlon Brando, Paul Newman, Vittorio Gassman, Ian McKellen o Yves Montand, entre otros. La consideración como estrella, o como reclamo comercial, de Connery estaba tan deteriorada que los productores mostraron su reticencia inicial a financiar el proyecto.
La caza del octubre rojo
Tras el Oscar al mejor actor secundario conseguido por su interpretación en la pésima 'Los intocables' (1987), afianzaría una imagen, la del veterano atractivo, entrado en canas, que ya bordea la sesentena, que le entronizaría, de nuevo, entre las grandes estrellas del cine, posición de prestigio que no abandonaría hasta que se retiró en el 2003. Entre las producciones que protagonizó en este periodo, en el que fueron ya muy puntuales los fracasos de taquilla ('Un buen hombre en África' o, especialmente, 'Los vengadores', en la que era el villano), y más frecuentes los éxitos, como las poco sugerentes 'Indiana Jones y la última cruzada', 'La roca' o 'La trampa', destacan sus dos interpretaciones para John McTiernan, como el capitán de submarino ruso, cuyo postizo capilar costó 20.000 dolares, en 'La caza del Octubre rojo' (1990) y el excéntrico biólogo asentado en la selva amazónica de 'Los último días del Edén' (1992).
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