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martes, 11 de junio de 2019

La biblioteca de los libros rechazados

El escritor y el crítico, las vanidades y los rechazos. El trayecto narrativo de La biblioteca de los libros rechazados, de Remi Bezancon, fluctúa, cual funambulista, entre dos posibilidades: Por un lado, la consideración de que pueda ser un montaje el éxito de un libro supuestamente escrito por un pizzero que nunca había mostrado, incluso a su familia, aprecio alguno por la lectura o inclinación a la creación artística. Un libro, además, encontrado en una peculiar biblioteca de libros rechazos, detalle que amplifica la singularidad del relato que envuelve a la circunstancia del libro. Y por otro, puede que esa sospecha se deba a la obcecación de un despecho. La obsesión del crítico y ensayista Jean Michel Rouche (Fabrice Luchini) por investigar esas peculiar combinación de factores, para demostrar que todo es un engaño, un montaje promocional, más bien se deba al despecho de sentirse rechazado, ya que la noche en que cuestionó a la viuda del supuesto escritor, en el programa televisivo que presentaba, que quizá su marido no había escrito ese libro, no sólo fue despedido por la situación que creó, sino que su pareja le abandonó. Fue rechazado como los libros que componen esa peculiar librería de la que Rouche llega a dudar, pero comprueba que sí existe (como es manifiesto el rechazo que ha sufrido en diferentes frentes). Ahí le confirman que Daphné (Alice Isaaz) sí encontró el manuscrito del pizzero, Henri Pick, tras que su padre le informara de su existencia. Precisamente, su novio, Fred (Bastien Boulloc) es un escritor en ciernes que, aunque sí haya visto publicada su primera obra, se siente cautivo en esa zona intermedia de amplios márgenes en la que tantas obras se difuminan en la irrelevancia. Como si no existieran. En el otro extremo, esa figura que destaca en el conjunto con una obra que califican todos como sobresaliente, ¿cómo puede ser que nadie advirtiera esa condición en su vida ordinaria? Para Roche ratificar su falsedad implica recomponer su vida, que ha sido extraída. No es que sea falsa o verdadera, sino desprovista.
Precisamente, esa indagación en pos del esclarecimiento de lo que considera un engaño, posibilita otras direcciones, otros relatos. Su vida desprovista de relato, se regenera con los vínculos que gesta en esa búsqueda. Su empecinamiento, que es calificado como obcecación, e incluso enajenación, más bien relacionada con su vanidad herida, propicia un reajuste de su vida mediante nuevos vínculos que abren posibles escenarios. Incluso, su misma actitud se modificará progresivamente. Realmente, la investigación no es sino el reajuste de esa actitud, que propiciara la capacidad de crear vínculos que quizá, por esa actitud de suficiencia en la que se había enquistado, había perdido o degradado. En su recorrido, como un laberinto de pistas, que pueden ser puntos en una línea que dibuje un perfil que esclarezca la realidad oculta bajo las apariencias de un engaño, o quizá sean signos ilusorios a los que se quiere dotar de una realidad por la necesidad de complacer la vanidad herida, cuando menos sí reconfigura su relación con la realidad. Ese proceso se irá dotando de cuerpo mediante un vinculo que en principio parece rechazo de quien, como contrincante, ejerce resistencia a sus propósitos, la hija del pizzero, Josephine (Camille Pick).
Ya contiene ironía, por parte de el novelista David Foenkinos, cuya novela Le mistere Henri Pick, se adapta, la elección de ese apellido: Pick/escoger. ¿Por qué una editorial escoge un libro y rechaza otro?. En ocasiones quizá sea la historia alrededor más que la calidad de la propia obra, esto es, la condición de personaje del autor, o la peculiaridad de su circunstancia, la que determina su publicación, o su notoriedad. Al respecto, otro apunte irónico: En cuanto se descubre ese libro en una biblioteca de rechazados, otras editoriales envían becarios por si encuentran alguna obra maestra,o simplemente una obra que pueda ser un éxito como fenómeno. En la otra dirección, un apunte mordaz implícito en la obcecación del crítico y ensayista. ¿Cuál es la validez o consistencia de quienes, con sus críticas y reseñas, dictan (y algunos, incluso, eso pretenden) el valor de una obra, si tan fácilmente sus emociones se pueden obnubilar, lo cual se puede ampliar a la crítica cinematográfica? ¿En qué medida pesan sus propias emociones, sus particulares agendas, más que su capacidad analítica?. La biblioteca de los libros rechazados es una obra que transita patrones narrativos y visuales reconocibles en la producción media francesa. Es reconocible por su paisaje geográfico, en concreto, Normandia, y por su paisaje de convenciones, esa tierra intermedia de drama tibio y comedia de leve sonrisa.

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