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lunes, 5 de junio de 2017

La cara oculta de la luna

El abogado, el lobo y las setas. Los hombres lobo eran hechiceros que se untaban el cuerpo con savia proveniente de plantas como la belladona, de cariz alucinógeno. De ese modo, sus pensamientos se impregnaban de la naturaleza y forma de los lobos, y sus actos se tornaban en mordisco que mataba, y devoraba, otros seres humanos. Así los consideraba Richard Verstegan en su obra Restitution of decayed intelligence, publicada en 1605, en la que cita el caso del alemán Peter Grubber en 1589. En la producción alemana 'La cara oculta de la luna' (2016), de Stephen Rick, adaptación de una novela de Martin Suter, Urs Blank (Moritz Bleibtreu) piensa que sufre una alteración en su comportamiento, un impulso irrefrenable agresivo, debida a la ingesta de unas setas alucinógenas. No es que se convierta en licántropo, pero en el curso de la narración no faltan lobos, ni la luna, aunque más que llena resalte por su lado oscuro, ni sustancias alucinógenas. Aunque en este caso se plantea una crucial interrogante sobre sus posibles efectos. Quizá no transforme ni distorsione la conducta, sino como apunta alguien, quizá más bien revela lo reprimido, o más bien la naturaleza consustancial, más allá de propósitos de ser o de cómo quiera verse a uno mismo.
Antes de esa ingesta Urs era un competente abogado muy bien valorado por su implacable eficiencia como intermediario agente económico que posibilita fusiones o evidencia fallas o corrupciones en el sistema. Un autómata que cumple su función de fontanería financiera. Entre sus virtudes no estaban los escrúpulos, o de forma más eufemística, la contemplación de las consecuencias de sus análisis de circunstancia o conjunto, es decir, cómo afectan a los componentes humanos. Lo primordial era la obtención de beneficios para quien le contrate o domine el escenario, como el empresario Ott (Jurgen Prochnow). No importa una muerte si eso propicia que no se pierdan veinte millones. No importa la posible muerte de pacientes por la aplicación de un medicamento cuya efectividad no es completamente segura si se consigue una fusión que reportará muchos beneficios. Con respecto a la segunda cuestión, Urs ya muestra sus dudas, quizás debido a que, entremedias, ha sido testigo de cómo alguien se suicidaba delante suyo por causa de los resultados de sus pesquisas financieras.
Como señalaba, en la obra no faltan los lobos. Físícamente, como el que mata en la secuencia introductoria Ott, o el que avista en el bosque Urs tras asistir al funeral del hombre que se ha suicidado delante suyo. Y por supuesto como metáfora o alegoría, lo mismo que el lado oscuro de la luna (lo que no se sabe, o no se prefiere saber, sobre uno mismo): cuando se pierde en el bosque tras asistir al citado funeral se fija, en la camiseta de una chica que tiene un puesto en una feria ambulante, en la imagen de la portada del disco homónimo de Pink Floyd: con esa chica establecerá una relación extramarital: por esa chica probará las setas alucinógenas: por esa chica se replanteará otra posible dirección en su vida: con esa chica comprobará si de verdad dejó atrás a aquel lobo metafórico que era (con pelos que crecen hacia dentro, como se decía de los licantropos cuando no se transformaban de modo visible) o si es capaz de transformar, como parece desear, su actitud vital.
. 'La cara oculta de la luna' transita los senderos de 'Lobo' (1994), de Mike Nichols, en su propósito de reflejar la vertiente depredadora del capitalismo corporativo que nos rige aún. O sus desatinos y desafueros, como también reflejan, a través de otros intermedios agentes económicos, las recientemente estrenadas 'La cura del bienestar, 'El caso Sloane' o 'Norman, el hombre que lo conseguía todo'. Agentes económicos, esbirros entremedias, que nutren la circulación del sistema. Interesante cómo se replantean su posición en ese engranaje. En algún caso más bien se aplican el harakiri, que revienta al engranaje, para poder ganar, más que por conciencia. En otros casos, si hay una reconfiguración de la actitud, incluso alguno con cariz sacrificial, una apuesta por la integridad por encima de la priorización de la propia supervivencia a costa de los otros. Urs, por su parte, parece sufrir un proceso de concienciación que le impulsa a abandonar ese escenario que, por primera vez, le ha salpicado, incluso literalmente con sangre desparramada, con las consecuencias de su actividad, reflejo de la actitud de ese escenario financiero y comercial que considera irrelevante el componente humano. Existen agentes, funciones, directores de escena, y la trama relacionada con el control de la circulación de dinero.
Urs se siente atraído hacia la naturaleza, como si buscara la autenticidad, la naturalidad, frente a la intrincada condición del escenario en el que era una figura exitosa y a la vez un peón. Aunque quizá con lo que se encuentre es con la naturaleza del instinto que no sabe de límites ni empatías, con su propia naturaleza al desnudo. Se encuentra con el oscuro lado de la luna, literalmente en la camiseta de una mujer que también le hace replantearse su matrimonio. Y lo que parece liberación quizá evidencia más bien su incapacidad de reiniciarse. La oscuridad contra la que combate puede ser la que no deja de dominarle aunque pretenda lo contrario, porque cambiar no es tan fácil. No se cura una infección de un día a otro. Por tanto, ¿le ha afectado la ingesta de las setas o se desvela cómo es por mucho que quiera ser diferente? Aunque le abomine la violencia que ejerce, sus arrebatos repentinos coléricos e incluso el asesinato sin pestañear, sea una criatura animal u otro ser humano, ¿con qué se está confrontando? Urs forcejea en su interior entre lo que le revela y lo que quisiera ser. Busca una solución para esos impulsos que no controla como intenta aplicar la modificación de conducta en el escenario financiero como si así lograra morder esa voracidad que arrolla para conseguir a costa de cualquiera el beneficio. ¿Qué es lo más natural en él? ¿Qué es lo más natural en el ser humano que ha permitido que se asiente este sistema económico depredador ?
No hay licantropos, no hay transformaciones, porque los seres humanos que habitan, protagonizan y controlan ese escenario, no es que repriman deseos, instintos o sentimientos, retenidos por los corsés sociales que liberan mediante la hipérbole desatada y desbocada de la licantropia. Ya lo son, con el pelo hacia dentro, aunque mantengan las maneras de la compostura, y vistan correcta y atildadamente con traje y corbata. Ciertamente, en estos territorios de alegoría revulsiva y crítica, resultaba más sugerente la atmósfera de 'Lobos humanos' (1980), de Michael Wadleigh, en la que los hombres lobo, o indios urbanos, se rebelaban contra los depredadores empresarios que se despreocupaban de los efectos de sus acciones en la naturaleza y otros humanos. 'La cara oculta de la luna' quizá se muestre un tanto errática en su desarrollo dramático, como si se empapara de la desorientación de su personaje protagonista, pero encuentra la firmeza de su pulso en los últimos pasajes, en un bosque en el que se enfrentan el hombre y la bestia, con el lobo como paisaje de fondo.

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