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viernes, 1 de marzo de 2013

Anton Walbrook, señorial elegancia

 photo 8804566fdd3e95cf1e0abd6e4e9d4cc0_opt_zpsdeebafa9.jpg Anton Walbrook, siempre elegante, sea con la sorna de su narrador en 'La ronda' (1950), de Max Ophuls, la inclemente tiranía, del que piensa que la vida está subordnada al arte, del director teatral Lermontov, en 'Las zapatillas rojas' (1948), de Michael Powell y Emeric Pressburger, la templanza del lider de los alemanes cristianos que residen en Canada, en 'Los invasores' (1941), de Powell y Pressburger, o con ese extraño talante suspenso entre lo circunspecto y parecer estar en otra dimensión, como el rey Ludwig en 'Lola Montes' (1955), de MAX Ophuls. El autor austríaco, que era gay y calificado como medio judio por las leyes de Nuremberg, decidió no retornar a su país cuando se trasladó a Estados Unidos para rodar de nuevo escenas de 'The soldier and the lady' (1937), de George Nichols, jr, en la que interpretaba a Miguel Strogoff. Fue protagonista de la versión de 'Luz de gas' (1940), de Thorold Dickinson, que me parece tan discreta como la posterior de George Cukor, aunque hay quienes la consideran superior. Protagonizó a un músico con 'Aquella noche en Varsovia' (1941), de Brian Desmonf Hurst, con un sugestivo inicio. Y fue el coprotagonista, el alter ego y amigo del protagonista en 'La vida y muerte del Coronel Blimp' (1943), de Powell y Pressburger, con los que de nuevo trabajaría en 'Oh, Rosalinda' (1955). Y fue el Obispo de Beauvois en 'Saint Joan' (1957), de Otto Preminger o el mator Esterhazy en 'Yo acuso' (1957), de José Ferrer. Uno de sus últimas interpretaciones, para televisión, fue como Waldo Lydecker en 'Laura', en 1962, de Franz Joseph Wild. Con Clifton Webb podría haber realizado, como gemelos, una singular variante de 'inseparables'.

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