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lunes, 3 de noviembre de 2014

Fatalidad

'Fatalidad' (Dishonored, 1931), de Josef Von Sternberg, o concierto para piano en cinco movimientos con acompañamiento de gata. Primer movimiento. El jefe del servicio secreto austríaco (Gustav Von Seyffertitz) interpreta unos compases en el piano que tiene Marie (Marlene Dietrich) en su piso. Una prostituta acaba de suicidarse, durante una noche lluviosa, una noche de sombras tristes, y ha escuchado, en la calle, mientras retiran su cuerpo, como Marie, otra prostituta, expresa que no tiene miedo a la vida ni tampoco miedo a la muerte. Por eso, piensa que puede ser la mujer con las cualidades adecuadas para servir de agente secreto. Tiene la capacidad de seducir, y nada teme, por lo cual es idónea pieza sacrificable a la que no le preocupara sacrificarse. Si Marie sirve a sus compatriotas, puede servir a su país. Marie perdió la música en su vida. Perdió a su marido un años atrás, muerto en combate. Marie comparte piso con una gata. Ella tiene bastante de gata. No duda en denunciar al jefe del servicio secreto cuando cree que le está ofreciendo trabajar para el enemigo. Tras que se haya marchado se dirige hacia cámara, en un movimiento que es puro ímpetu, hasta que su rostro ocupa el encuadre en un primerísmo plano, y toca el piano con tanta determinación, como rabia y desesperación contenida.
Segundo movimiento. Marie interpreta unos compases en el piano del Coronel Von Hindau (Warner Oland). Ha aceptado participar en la mascarada en la que ella es la agente X-27. Von Hindau es su primera misión. Debe conseguir pruebas de que es un traidor. El jefe del servicio secreto había rechazado un cigarrillo que Marie le había ofrecido, porque lo consideraba de baja calidad. Un cigarrillo es donde está oculto el mensaje que ha pasado un agente ruso, Kranau (Victor McLaglen), a Von Hindau. Mientras ella toca al piano, Von Hindau se sienta a su lado, y toma consciencia, al observar que está fumando, de que lo ha descubierto, ya que él no fuma, y es el único cigarrillo que tiene. Von Hindau le entrega su sable, como gesto emblemático de que se entrega a ella. Toma unas uvas, coge una pistola, y Marie, desde la otra habitación, se vuelve hacia aquella puerta cuando escucha la detonación.
Tercer movimiento. Marie interpreta unos compases al piano en sus habitaciones, música en la que se despliega su intimidad, sin otras interferencias, pero en su dormitorio Kranau inspecciona entre sus pertenencias, hasta descubrir que se le ha adjudicado una misión en Rusia. En la cama yace la gata, que coge por el cuello. Rodean la cama unos cortinajes. Velos de los que surge para reclamar el beso que ganó en la apuesta, beso que rechazará cuando ella se lo ofrezca porque sabe que es más bien movimiento de ajedrez en la mascarada. Los sentimientos comienzan a enredarse con los velos y las máscaras. Cuarto movimiento. Kranau interpreta unos compases al piano, los de la partitura que ha descubierto entre las pertenencias de Marie, tras descubrirla bajo su identidad falsa, una camarera en un hotel de expresión bovina (bajo la que se camuflaba una gata). Ha sido la presencia de la gata, precisamente, el hilo que le ha llevado hasta ella. La partitura es un código secreto. De nuevo sentimientos y máscaras se confunden entre velos. Una noche de amor deriva en un movimiento de ajedrez que invalida otro. El narcotico en la bebida de Kranau invalida la detención de Marie. Marie interpretará al piano ante sus superiores el código secreto.
Quinto movimiento. Marie, quien se ha sacrificado, pero no por lo que pensaba el jefe de los servicios secretos sino por su amor, pide como últimos deseos, antes de ser fusilada, que le dejen portar el vestuario que utilizaba cuando servía a sus compatriotas, no el que usaba para servir a su país. Y pide un piano. Interpreta unos compases antes de su último paseo. Quien le acompaña en ese paseo es el joven teniente (Barry Nelson) que le había acompañado la primera vez que entró en la sede del servicio secreto austríaco. Entonces le dijo que pasearía con ella por siempre. Ahora, primero le ofrece la hoja de su sable como espejo, para que ella pueda atusarse, y ya al frente del pelotón de ejecución, se niega a dar la orden porque considera que es un crimen. Mientras muestra su exaltada repulsa, Marie se pinta los labios. A la indignación se suma la indiferencia del desprecio. Un gesto escénico para despreciar el absurdo de otro escenario. En el plano de presentación de Marie, se resaltaba su gesto de subirse una de sus medias. Ahora, antes de ser fusilada, se vuelve a subir la media de la misma pierna. Marie había dejado su gata en brazos del sacerdote. Y se santigua antes de ser fusilada. El jefe de los servicios secretos saluda militarmente ante su cadáver. Gestos en el vacío.
'Fatalidad', o 'Deshonrada', la traducción de su título original, deshonrada por una rigidez que no sabe de sentimientos, ni de música, es una de las obras cumbres de esa oda al artificio que es el cine de Josef Von Sternberg (esas exquisitas sobreimpresiones...; Von Sternberg también se pinta los labios cuando hace cine), quien también firma el guión junto a Daniel N Rubin. Fue su segunda colaboración con Marlene Dietrich en la Paramount. El papel de Kranau había sido ofrecido a Gary Cooper, para repetir el éxito de 'Marruecos' (1930), pero Cooper no quería trabajar de nuevo con Von Sternberg.

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