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miércoles, 21 de julio de 2010

Leslie Caron, lienzo y danza

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Leslie Caron dio sus primeros pasos en la pantalla en 'Un americano en París' (1951), de Vincente Minelli. Y fueron pasos de baile, memorables, ya que las coreografías compartidas con Gene Kelly son algunas de las más hermosas que ha dado el cine, no sólo la exuberante secuencia catártica final sino números como el que comparten en la intimidad en la orilla del Sena.Si había sido descubierto por el propio Gene Kelly como bailarina del Ballet de Champs Elysses, con quienes actuó durante tres años, en la misma película es descubierta por el pintor encarnado por Kelly como ese lienzo de amor que es promesa de danza compartida. En su presentación, antológica, por la intermediación admirativa de otro enamorado, el amigo y cantante interpretado por Paul Guettary, es un sueño hecho mujer, un sueño de posibles, conjugada en una mujer la diversidad que se anhela en una (formidables las distintas viñetas que representan a cada una de ellas). La bella música de George Gershwin haría el resto. Caron durante los cincuenta transitaría, en especial, el musical en obras como 'Papá piernas largas' (1955), junto a Fred Astaire, o, de nuevo dirigida por Minelli, en 'Gigi' (1958), para quien también había protagonizado uno de los tres episodios de 'The story of three lovers' (1953). En 1962 demostraría sus dotes interpretativas en el drama con 'La habitación en forma de L' de Bryan Forbes. Su carrera desde entonces ha sido intermitente,colaborando con directores como Louis Malle en 'Herida' (1992), Francois Trufaut en 'El hombre que amaba a las mujeres' (1977), Krystoff Zanussi en 'Imperative' (1980) o Peter Chelsom en una obra a revalorizar, 'Funny bones' (1995),

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