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viernes, 29 de enero de 2010

Hannah y sus hermanas

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'El hipocondríaco'es el intertítulo que nos presenta a Mickey (Woody Allen), un realizador de tv que no deja de pensar que algo fatal le va a ocurrir, que las cosas inevitablemente le irán mal. Un problema con el oído, y las consiguientes visita al médico, le hacen pensar que le diagnosticarán un cáncer cerebral. Cuando el resultado revela que no padece nada, toma consciencia (viendo 'Sopa de ganso' de los Hermanos Marx) del absurdo de vivir la vida permanentemente preocupado y en vilo, y que lo hay que hacer es procurar disfrutar de los momentos, entregándote a ellos sin miedos. Porque todo es incierto e imprevisible, como nuestrass mismas emociones, cambiantes y veleidosas. 'Hannah y sus hermanas' se trama alrededor de las nociones del control y la vulnerabilidad, de la incertidumbre y de las determinaciones, de las dudas y de los miedos. Hannah (Mia Farrow) es una mujer que tiene las cosas claras, con una voluntad decida que sabe dominar las situaciones -aunque mucho menos de lo que ella cree, dado los coqueteos de su marido, Eric ( Michael Caine) con su hermana Lee(Barbara Hershey)- Esta se ha dejado 'modelar' por quien fue su profesor y ahora pareja, Frederick (Max Von Sydow), pero ya quiere tomar la batuta de su vida, no ser la extensión de alguien que tiene las cosas demasiado claras, rígida e inflexiblemente, como Frederick, o, que anda dominado por las vacilaciones y la indeterminación, como Eric, quien es capaz, entre mil dudas ( agudo empleo con los diversos personajes de la voz en off de su mente, en contraste o colisión con sus acciones) de cortejarla, creyendo que está enamorado de ella, e iniciar la relación, pero ser incapaz ( a la inversa que Lee) de abandonar a su esposa. Para meses después preguntarse, asombrado, cómo pudo sentir que no podía vivir sin ella. Así de extrañas e inciertas pueden ser las emocione, o el por qué las sentimos, y por qué creemos, y las calificamos, de un modo, cuando quizá sean circunstanciales ( o consecuencia de éstas). Como la tercera hermana, Holly (Dianne Wiest) cuya vida es una continúa indeterminación, el extremo inseguro de su hermana Hannah, sin saber qué quiere hacer con su vida, si actriz, escritora o qué. El mundo para ella es un lugar incierto que no domina en absoluto. Como imprevisibles son los giros en las relaciones, como en el caso de Holly y Mickey, quienes, tiempo atrás, en su primera cita, colisionaron. Mickey no soportaba sus gustos de música punk o su gusto por la cocaina, y la cita fue un fracaso. Ahora tiempo después, se produce el proceso inverso de Eric y Lee, con los cambios que se han producido en ambos, la complicidad es además chispa, y el amor surge, y de lo que parecía imposible brotar un sentimiento afín se produce esa magía de la complicidad verdadera. Sea todo arbitrario, o no existan las casualidades y sí una razón oculta, ante todo, hay que dejarse fluir, y saber vivir el momento sin miedos ni inseguridades.
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'Hannah y sus hermanas' (1986), es una de las mejores obras, o una de mis favoritas, de Woody Allen,junto a Manhattan, Annie Hall, Delitos y faltas, Maridos y mujeres, El sueño de Casandra y Desmontando a Harry. Alterna con sabia agudeza el drama y la comedia, inclusive, dentro de la misma secuencia, con una dramaturgia, que alterna perspectivas y personajes en un sutil juego de espejos cruzados, hilvanada con precisión. Y con detalles brillantes de puesta en escena, caso de ese plano general en sombras del despertar dominado por la ansiedad de Mickey en plena noche. Y repleto de detalles sutiles, como los apuntes sobre arquitectura, a través del personaje por el que se sienten atraidos Holly y su amiga, sobre la armonia o no de la vecindad de edificaciones de distintas características. O cómo en la vida, esa armonía de construcciones hay que saber discernirla y no inferirla, para edificar una relación con cimientos sólidos y ciertos.

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