En Solaris. Textos de cine se publica mi reflexión sobre Harry el sucio (1971), de Don Siegel, y la condición icónica de Clint Eastwood, como parte de un número centrado en lo que se considera como cine que, por una razón (controversia) u otra, hoy no se podría rodar (o levantaría más ampollas de las que levantó en su momento). Harry el sucio ya fue controvertida cuando se estrenó, y determinó una imagen de la que Eastwood no logró desprenderse cual sombra adherida o superpuesta (y sobre la que él mismo ha reflexionado en varias de sus obras). Sin duda, también somos la imagen que los otros se hacen de nosotros.
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