lunes, 27 de febrero de 2017
Promesas del este
Lo que podría haber sido y lo que falta, que no tienen por qué ser lo mismo; simplemente, indicativos de las diferentes variaciones de los trayectos posibles de cada vida. Lo que parece pero no es aunque en el parecer ya se insinúe cómo es a través de actos que desdicen la apariencia. Lo que puede ser dispone de múltiples posibilidades. Lo que las apariencias indican quizá sea la pantalla difusa o equívoca de una realidad que puede ser otra. En 'Promesas del este' (Eastern promises, 2007), de David Cronenberg, con guión de Steve Knight, hay dos trayectos que coinciden y se conjugan.
1.Anna (Naomi Watts) es una comadrona que se siente particularmente afectada por la muerte, al dar a luz, de una chica de catorce años, Tatiana. La lectura del diario puntúa la narración, la búsqueda de familiares que puedan acoger al bebé. Anna acaba de romper una relación, y optó por retornar al hogar de su madre, Helen (Sinead Cusak), con la compañía de su hosco y sanguíneo tío, Stepan (Jerzy Skolimovski). En el diario, Tatiana escribe sobre las ilusiones que la animan e impulsan en su viaje de Rusia a Inglaterra. Pero el sueño se tornó fatal pesadilla. En el diario relata cómo fue esclavizada como prostituta, agredida y violada. No encontró un hogar, sino la muerte. Anna se siente en un momento de transición, en una fase de recuperación de impulso vital. Aquellas desdichas extremas de aquella adolescente reflejan su extravío e indefensión. Perdió a un hijo, y buscó en su madre, en la convivencia con ella, la calidez de un refugio, aunque sufra la interferencia de la brusquedad e inflexibilidad de su tío como un sordo recordatorio de la vertiente ingrata de la vida, sobre todo la que se relaciona con las figuras masculinas. En aquella otra chica siente la herida de su falta, como si las piezas encajaran, un hijo sin madre, una madre sin hijo.
La indagación de los vínculos familiares es una forma también de intentar cicatrizar su propia herida, su propio estado de pesadumbre aún en suspenso, sin resolver. Esa indagación la confrontará con el lado siniestro más turbio. Si su tío lo refleja de modo más inocuo, aun desabrido, la búsqueda de vínculos posibles para aquella niña la confronta con el desprecio de la vida ajena, con la utilización y explotación de los otros, en concreto, de otras mujeres, como esclavas, meros cuerpos que son instrumentos de placer, de las que no importan lo que sienten o sueñen, quiénes sean o de dónde provengan. Son cuerpos para suministrar placer, cuerpos forzados, violados, o incluso eliminados cuando ya son estorbo. Anna usa el diario como forma de esclarecimiento, pero quien puede proporcionarle la traducción que aporte alguna información orientadora, tras la primera reticencia de su tío, por inflexibilidad moral, será precisamente quien fue su violador, el jefe (vor) de la mafia rusa en Londres, Semyon (Armin Mueller Stahl). Esa confrontación propiciará que recupere su fuerza vital. No se amilanará pese al peligro que suponga para su vida enfrentarse a quienes no tienen escrúpulo alguno en eliminar vidas. La ayuda decisiva provendrá de un hombre que parecía lo contrario, como si su decepción o recelo con respecto a los hombres tras la separación afectiva se tornara de nuevo confianza. El hombre que parece siniestro, uno más de aquellos hombres peligrosos, Nikolai (Viggo Mortensen), el chofer del hijo de Semyon, Kirill (Vincent Cassel), se revelará como el héroe que aborte la amenaza y posibilite que cree de nuevo un hogar que ya no es sólo refugio de emociones astilladas, sino edificación de una ilusión, con la adopción del hijo de aquella adolescente que no pudo realizar sus sueños.
2. Viggo Mortensen interpretaba en la precedente 'Una historia de violencia' (2005) a un hombre que parecía un hombre ordinario, como muchos otros, un hombre respetuoso con la ley, un hombre integrado en una comunidad, pero su capacidad de resolución en una situación de peligro determinará la irrupción de un pasado que había ocultado incluso a su familia. Joey era Tom, y era un hombre que destacaba por su pericia en el uso de la violencia y de la crueldad, un hombre que formaba parte una banda de criminales, liderada por su hermano, un hombre nada respuestoso con la ley ni con la vida ajena. Tom se convirtió Joey porque había decidido cambiar su modo de vida, sus códigos de vida, porque había decidido ser otro, vivir la vida con otra actitud. Lo que dejó de ser no dejaba de permanecer agazapado, como una opción que se arrincona en suspenso, con el deseo que sea de modo permanente. En 'Promesas del este' parece que Nikolai es un hombre integrante de una banda de criminales, un hombre que puede parecer más bien turbio y peligroso ya sólo por las compañías que le rodean. Aunque hay detalles, gestos, acciones que parecen indicar que no es como esos otros, por cómo trata a una prostituta (luego se revelará cómo fue liberada de su esclavitud por la irrupción posterior de la policía, un indicio de la final revelación), o cómo trata a la misma Anna (le arregla su moto, la trata con consideración). Ni en un caso u otro se asemeja a la suficiencia y desprecio de Kirill. En principio, parece a Anna que es como los demás, alguien del que no se puede fiar. Pero la suma de acciones consideradas, que incluyen la ayuda para que no eliminen la vida del bebé, determinará incluso que le pregunte quién es.
Nikolai parece alguien que quiere integrarse en un grupo, ser participe de unos códigos, que llevan incluso inscritos en la misma piel mediante tatuajes que describen y definen quién es cada uno, cuál es su posición, cuál su historial o pasado. Cuando pasa el examen ante los principales jerarcas de la mafia, lo hace casi desnudo, mostrando sus tatuajes. Cuando es utilizado por Semyon para que crean que es su hijo, y así sea abatido en vez de Kirill, también está desnudo, en este caso en una sauna. La ceremonia de integración no era sino una simulación para conseguir que se confíe y no piense que realmente está siendo enviado al matadero como pieza sacrificial. De todos modos, también Nikolai simula que quiere integrarse. No participa en la ceremonia de aceptación porque crea en sus códigos. Si Tom dejó de ser para convertirse en Joey, o lo que representa Joey se desprendió de lo que representaba Tom, porque quería cambiar de escenario de vida, y para ello era necesario cambiar de actitud ante la vida, Nikolai realiza una misión. Es realmente un infiltrado. Un representante de la ley que simula ser uno de ellos para integrarse en la organización, y alcanzar su cúpula, reemplazar al que la rige, para de ese modo desmontar y derruir ese escenario. Es un actor que finge lo que no es para deshabilitar un escenario, para que una realidad deje de ser.
Howard Shore, que ha colaborado con Cronenberg en casi todas sus películas desde 'Cromosoma 3' (1979). compone otra excelente banda sonora.
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