viernes, 13 de enero de 2017
Loving
Richard Loving (Joel Edgerton) habla de modo entrecortado. Sus palabras parece que brotaran como un proyectil, como si estuvieran retenidas en una fragua. Su mirada, como un ascua en tensión, se suspende en el vacío, fuera de foco hasta que, como si desenfundara, mirara hacia su interlocutor. Su cabeza parece querer separarse del cuerpo, pero a su vez como si fuera a agacharse, como quien va a coger impulso para saltar, pero se mantiene en suspenso en el gesto. Trabaja con ladrillos, y cemento, y por su expresión taciturna pareciera que se confunde con esas materias. También se siente desenvuelto en su relación con la mecánica de los coches, aunque no parece entender la mecánica de ciertas leyes, porque resultan incoherentes. Si dos personas se aman, no debe importar que la tez de sus pieles sean de diferente color. Del mismo que el cemento sirve para cohesionar dos ladrillos que junto a otros ladrillos conformarán y edificarán una casa, si la conexión sentimental, la afinidad y la atracción, la complicidad y el cariño, une y cohesiona a dos personas, como un mecanismo que permite funcionar un motor de una manera tan afinada que pocos motores pueden alcanzar su misma velocidad, resulta natural que se permita que ese amor se construya, se conduzca, y se desplace en el tiempo y el espacio de acuerdo a su manifestación natural.
Mildred (Ruth Negga), la mujer que ama, la mujer que le ama a él, expande todo lo que él parece retener. Sus ojos, grandes, parecen proyectarse como una mirada que se interroga y no se amilana ni se conforma con unas circunstancias impuestas. Si desea que su primera hija nazca en el condado donde nació y asistida por la madre del hombre que ama por qué no va a ser así; si piensa que la urbe no es el entorno adecuado porque pone en peligro la vida de sus hijos, por qué no van a buscar un entorno preferible, el rural; si no acepta que por un criterio inconsistente que se ha convertido en ley, la imposibilidad de que dos personas de razas distintas se casen en el estado de Virginia, tengan que vivir en otra parte, o separados en ese estado, o acabar en la cárcel si retornan, por qué no va a buscar el apoyo de la justicia, de aquellos que defienden los derechos civiles y luchan por ellos, como un abogado de la Unión de las libertades civiles americanas. Por eso, por su persistencia, pese a las reticencias o indecisiones puntuales del hombre que ama, consiguió que su caso contra el estado de Virginia consiguiera en 1967 que se modificara la constitución del país: desde entonces en cualquier estado no se puede prohibir un matrimonio interracial.
El primer plano de 'Loving' (2016), de Jeff Nichols, se dilata sobre el perfil del rostro de Mildred, un perfil con fondo oscuro. Se dilata porque va a comunicar algo que supondría un giro radical para su relación con el hombre que ama, que pondrá a prueba su compromiso y amor, y que propulsará una circunstancia conflictiva con su entorno. Su mirada no enfoca, porque teme cuál puede ser la reacción, qué perfil será el que responda. El perfil es incierto, porque ante todo condicionan las tinieblas amenazantes de su circunstancia, de su entorno. Mildred le comunica que está embarazada. La reacción de Richard afirma la construcción, la puesta en marcha de un motor, la propuesta de casamiento, que tendrá que ser en otro Estado que lo permita, y la compra de una parcela para edificar el hogar que quieren formar. El gesto de afirmación responde al gesto temeroso. Esta es una obra que cuestiona la inconsistencia de unas leyes y unas tradiciones y de unas mentalidades restringidas que compartimentan y parcelan la realidad mediante la separación y la discriminación. Pero ante todo, y esa es su sutil belleza, que se despliega como música, acompasada por otro lado a la magnífica partitura que compone David Wingo, es una obra que se orquesta y compone a través de gestos. Los gestos de uno y otro, que les define, pero también los gestos entre uno y otro que definen, sin palabras, la armonía y complicidad entre dos personas que se aman, su conexión, como un fluido que se despliega entre sus miradas, entre sus gestos, en las miradas y gestos que comparten y las miradas y gestos que se dirigen, que se buscan, que comprenden, siempre atentas, receptivas, como instrumentos musicales que interpretan sin desafinar los mismo acordes siempre de modo espontáneo.
Alguien le dice a Richard que, aunque ahora padezca la circunstancia que sufren los negros, su circunstancia es más cómoda porque puede liberarse de la misma con la simple acción de un divorcio, pero él llora, desesperado, y hasta impotente, porque ante todo quiere hacer feliz a la mujer que ama, y la circunstancia que sufren no es la circunstancia deseable,sino todo lo contrario, es la circunstancia que supone estar pendiente mirando el horizonte, o través del retrovisor a tu espalda, porque en cualquier momento puede surgir con una nube de polvo el coche policial, del que surja la figura imponente de Brooks (Marton Csokas), un sheriff que representa con apabullante autoridad un sentir común que les oprime. Loving es su apellido, pero su relación refleja lo que implica la genuina acción de amar, Loving/amando, dos personas entregadas la una a la otra, apoyándose el uno al otro, cómplices mediante silencios que son elocuentes y miradas que se captan y conjugan, hable uno de modo entrecortado, o ella sea más determinada. El amor se define no por lo que sientes por alguien, sino por cómo te sientes con alguien, y Richard y Mildred son dos mecanismos que fluyen, porque el cemento que les une es flexible y firme a su vez, como un abrazo que a la vez es regazo, como el gesto de Richard tumbándose sobre el vientre de Mildred, que se convirtió en fotografía en la revista Life, y en enseña de una interrogante: Por qué dos personas que se aman no pueden amarse sin que impedimentos ajenos interfieran.
David Wingo, en su nueva colaboración con Jeff Nichols, compone una excelsa banda sonora para 'loving', que se estrena el 20 de enero.
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