lunes, 15 de agosto de 2016
El ladrón de orquídeas
Charlie (Nicolas Cage), guionista, el protagonista de 'El ladrón de orquídeas' (Adaptation, 2002), de Spike Jonze, es un trasunto del guionista Charlie Kaufman. En 1994 le ofrecieron a Kaufman adaptar la novela 'El ladrón de orquideas', de Susan Orlean, pero se bloqueó porque no lograba encontrar el adecuado enfoque, hasta que decidió centrarse, precisamente, en su propio bloqueo. El guión no es la adaptación de la novela, sino una reflexión sobre la dificultad de encontrar el enfoque adecuado, sea para adaptar una obra literaria al cine o sea en la adaptación al medio o entorno. El desarrollo narrativo se centra en los forcejeos de Charlie para encontrar el oportuno enfoque, alternado con pasajes de la novela, hasta que la ficción abre otras brechas, y por tanto, otras direcciones: la misma autora se convierte en un personaje que establece una relación sentimental con Laroche (Chris Cooper), el ladrón de orquídeas, y Kaufman se inventa un personaje gemelo, Donald, quien también firma el guión de la película (hay quien pensó que existía realmente), como representación del prototipo de guionista que mejor se adapta al medio, el que sigue las pautas establecidas, como dominantes, las que enseña Robert McKee (Brian Cox). Charles le preguntará cuál es la aproximación adecuada para desarrollar un guión en el que no pase nada, escaso en acontecimientos, en lo que no cree McKee, porque representa el planteamiento de guiones como sucesión en torrente de acontecimientos, como no cree en voces en off (de lo que hace uso el guión de la película) pero considera fundamental el tercer acto, porque es el que debe quedar en la memoria del espectador, el que debe impactarle, con el que el guión de Kaufman, con los delirantes sucesos en los pantanos en donde los personajes literalmente luchan por su vida, con la escritora adaptada determinada a asesinar al adaptador intruso en su vida privada (durante todo el relato Charlie ha temido dar el paso de conocerla personalmente).
En las secuencias iniciales vemos cómo Kaufman asiste a una simulación del rodaje de la primera obra de Jonze, 'Cómo ser John Malkovich' (1999). El guionista tras el titiritero, lo que era Craig (John Cusack), en la opera prima de Jonze, y su equiparación: las frustraciones y carencias del autor o ser real, el disgusto autoinmolativo con su físico (feo, gordo), con su forma de ser, con su timidez que le incapacita para saber relacionarse (en contraste con el encanto seductor de su hermano) y, como reflejo de su incapacidad de lograr dominar su vida, debatiéndose con su obra, preguntándose qué quiere expresar. Ansia ser lo que representa esa excepcional orquídea fantasma, lo que determina que se obceque en ese propósito: perseguir ese 'fantasma de la mente': ser un gran guionista original que se salga de la convención; ser alguien que no sea como tantos otros, o que sea tan escasamente atractivo como muchos otros. Como, a su vez, teme lograrlo (la conformidad con la propia vulgaridad, aunque resulte insuficiente, pero da miedo cruzar el umbral a la realización), que no deja de tener su correspondiente reflejo paralelo en las aspiraciones o ilusiones amorosas, ese anhelo de sentir que con alguien se concentra el mundo o la realidad ("Si uno tuviera la suerte de ver una orquídea fantasma, todo lo demás se eclipsaría").
Pero Charles se ensimisma, entre el lamento, el derrotismo y la autocompasión (“La mayoría de la gente anhela algo excepcional, algo tan inspirador que los hiciera arriesgar todo por esa pasión pero pocos realmente lo harían. Es muy poderoso y es intoxicante estar cerca de alguien tan vivo”) . Es más confortable soñar con poder ser Malkovich, o la escritora que de la adapta su novela, y con su imaginaria relación sentimental con Laroche, el (fuera de lo corriente) hombre que no es sino una combinación de admirados arquetipos, cowboy y hombre salvaje (en la proyección de esa relación sentimental no deja de evidenciar su frustración por el hecho de que la mujer que ama no le corresponda). En el 'entre' de cómo ser otro y cómo puedo ser yo (así) resuena el conflicto de la adaptación al medio ( título original de El ladrón de orquídeas, Adaptation): Preocuparse de la imagen, de lo que uno parece a los demás, de su reconocimiento y aceptación, que puede determinar el anularse al desaparecer en una construcción de identidad plegada a un modelo (sea común o excepcional), o huir a donde viven los monstruos (aunque sea en la propia mente), debatiéndose entre el anhelo de sentirse titiritero y guionista de los propios sueños, y el temor de ser una mera marioneta de modelos ajenos y del propio extravío y desconcierto. Como le señala su hermano, en el pantano (como su mente no deja de forcejear en un pantano de ideas y emociones en conflicto):”Tú eres lo que amas, no lo que te ama a ti”.
Carter Burwell compuso una bella banda sonora.
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