En el cine de Frank Darabont son recurrentes las prisiones. En algunos casos, de modo explicito (Cadena perpetua, La milla verde), en otras metafórico (The majestic, La niebla). La conclusión de La niebla es una de las más devastadoras que ha dado el cine en este siglo, y una de las más corrosivas críticas post atentados 11 de septiembre a los que crean monstruos fuera cuando los monstruos que los generan están dentro. La música de Dead can dance acompasa el desolador final como si nos abriera en canal lentamente.
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