Joan Crawford y Spencer Tracy durante el rodaje de 'Mannequin' (1938), otro de los grandes melodramas de Frank Borzage,en el que pone en cuestión las prioridades de una sociedad materialista en la que la riqueza y la posición son los anhelos necesarios, y cuál era el papel de la mujer, abocada a ser maniquí de restrictivas figuras masculinas, que la abocaban a ser subordinada ama de casa, o aspirante al lujo vía seducción de millonario cuando no ser utilizada por un hombre, aunque fuera marido, que casi parecía más su proxeneta.
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