Es lo que tiene el paso del tiempo, un día eres un niño, y sin darte cuenta, ya eres un esqueleto. Y no sabes cuándo. Es el suspense de la vida. Te sientes el protagonista de la vida, claro que puedes quedarte fuera a mitad de proyección, como Marion en 'Psicosis'. Tampoco tienes que pensar que tendrás la mala suerte de ser un esqueleto como la madre de Norman. Quizás te escojan para protagonizar alguna película de Ray Harryhausen, o para ser algún extra en algún castillo encantado, uno de esos que caen sobre el protagonista en algún sótano oscuro. Y te reirás, aunque quizá no te des cuenta porque todas las calaveras ríen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario