Wes Craven rodó una secuencia onírica, un sueño dentro de un sueño, que acabó desechando el montaje definitivo de 'Pesadilla de Elm street' (1984), en la que Woody Allen aparecía en un sueño de Freddy Kruger en el que este, cuando niño, se veía aterrorizado por un Woody Allen que emitía sordos gruñidos, y quien en vez de manos, no tenía cuchillos, sino bananas.
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