Kim Novak durante el rodaje de 'Un extraño en mi vida' (Strangers when we meet), de Richard Quine Magnífico y corrosivo melodrama, de colores esplendorosos que no camuflan (o que se convierten en incisivo contrapunto) la turbiedad camuflada en ese diseño de vida convencional al que los personajes parecen plegados y emponzoñados en una vida ajena. Esta es la historia de un hombre, de un arquitecto, Larry (Kirk Douglas) cuya vida oscila sobre el filo de las contradicciones y las indefiniciones. Su ansía de sentir que su vida no es un desperdicio, que no es sino otra irrelevante vida intercambiable con tantas otras que pasan de una casilla a otra en la vida, es diseñar y construir casas que se salgan de lo ordinario y lo convencional, ya no diseñar nada que sean casas en serie (como siente es su propia vida; ajustada a un modelo en serie de vida).
De "STRANGERS WHEN WE MEET" dices "esta es la historia de un hombre, el arquitecto Larry". Y en pocas líneas sintetizas muy bien las coordenadas de este personaje. Perfecto. Pero también es la historia de Maggie (Kim Novak) que a mí me interesa más. Bueno, reconozco que tal vez existen algunos elementos extracinematográficos en ese interés (lo encarna Kim), pero el pasado de Maggie, sus "necesidades" y su frustración, su constreñida belleza y carnalidad, el sarcasmo de ese doblete al que se ve sometida, por un lado, Beverly Hills que se convierte en un marco asfixiante y condicionador en el que se debate, y por otro, ese elemento acentuador de su drama personal como es la latente homosexualidad de su marido y las incursiones de la madre. En fin, que frente al Larry Coe que compone Kirk Douglas, un personaje más consabido, el de Kim Novak me atrae más, como seguramente también a Richard Quine, por razones obvias.
ResponderEliminarEse texto es sólo un extracto de otro más amplio que dediqué a la película hacer algún tiempo, y en donde desarrollo más aspectos, como el personaje de Maggie. Lo puedes leer si lo buscas en la etiqueta de Richard Quine.
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